Elecciones

Bares, qué lugares tan gratos para conversar

  • Desde los garitos se escribe la otra crónica política: los onubenses se conforman con "que no nos roben más" La campaña despierta desencanto, hartazgo y escepticismo

"No hay como el calor del amor en un bar", esos lugares de culto donde nadie puede resistir la incitadora tentación de hacer una parada obligada. En la esquina de cualquier cafetería hay expertos que de todo entienden. De esos que observan estupefactos la exaltación de la amistad que derrochan varios colegas que brindan con cerveza (como si no hubiera un mañana), o que miran mosqueados a un pequeño que incordia a un nivel bastante alto con la trillada pelotita de Boresponja.

Entre cervecita y tapita, las conversaciones. La política, recurrente estos días, centra buena parte de los chascarrillos de cualquier mañana. Para comprobarlo, basta darse una vuelta por algunos de los bares del centro de la capital onubense y poner la oreja a la crónica chanante matutina. En uno de ellos, dos pensionistas repasan la actualidad que se impone y sacan punta de la carrera hacia el 26-J.

-Diego (D): Pues la campaña empezó la noche del jueves.

-Antonio (A): Y ya estamos aburridos de ella.

-D: ¿Las últimas elecciones fueron en diciembre o en noviembre?

-A: En diciembre. Aburridísimos estamos ya y esto no ha hecho más que empezar. Ya están por ahí todos esos políticos.

-D: Se le quitan a uno las ganas de todo al verlos.

-A: Estamos sin Gobierno y en principio no nos ha afectado porque total, estando o sin estar aquí, nadie hace nada. Como no sea que tú trabajes y te busques las habichuelas... No te las busca nadie.

-D: Cómo los sabes.

-A: Y si dan alguna ayuda se la llevan ellos.

-D: Para qué vamos a...

-A: Pero yo voy a votar.

-D: Sí, y yo también. En las otras ya voté.

-A: Las ideas más o menos las tenemos. Hay que votar, pero no te creas que voto muy convencido. Pero voto porque hay que votar.

-D: Exactamente.

-A: Porque si no votas...

-D: Se lo lleva uno o se lo lleva otro.

-A: Por lo menos se vota con el pensamiento que más o menos tenga uno, pero que no estamos convencidos, vamos.

-D: Para tocarle las palmas a ninguno, vaya.

-A: Y si se ponen las cosas muy fastidiadas a lo mejor no voy a votar tampoco. Así te lo digo. El problema es que los políticos deberían estar nada más que cuatro años y luego salir y ponerse a trabajar como todo el mundo y que se dejaran de tantas historias. Aquí en España lo que hace falta es trabajar. Mayores y jóvenes trabajando, ganando dos gordas y ellos llevándose el dinero. Eso es lo que está pasando. Yo soy pensionista.

-D: Y yo también.

-A: Yo con que no me toquen la pensión ya tengo bastante.

Junto a Diego y Antonio está Pedro Bellido. Ni le interesa la política ni sigue la campaña. Votará en blanco, como hizo en las anteriores, porque no hay partido con el que se sienta identificado. "Cada vez nos van robando más y yo ya estoy harto. No tengo ningún tipo de esperanzas de que las cosas cambien y, además, los meses sin Gobierno me han dado exactamente igual, yo he cobrado lo mismo. Ni me interesa ni me gusta hablar de política", asegura este funcionario del Estado de 42 años.

"De vergüenza" le parece la campaña a otro onubense, reacio a dar su nombre. Opina que no es lógico que un país lleve "tantísimo tiempo sin Gobierno" y cree que los políticos nos son conscientes de la realidad diaria de la gente: "Aquí las personas no llegan a final de mes, hay mucho desempleo, mucha economía sumergida, chavales con varias carreras que se marchan fuera para trabajar en hoteles, gente explotada, personas con 35 años que viven con sus padres porque no tienen posibilidades, abuelos que han avalado a sus hijos y a quienes les han quitado sus casas, desahuciados que seguirán siendo deudores del banco durante mucho tiempo...".

La desesperada retahíla de la desafección da paso al consiguiente pasotismo. "Me da igual que gobiernen unos u otros, se trata de que básicamente no roben, pero esto es complicado porque corrupción hay en todos los lados", apunta. Este autónomo que se siente "desprotegido" y que asegura no tener decidido aún su voto, cree que lo que hay que hacer es "plantear soluciones para la realidad" y esta no es otra que "la gente sigue en desempleo". Por ello, "hay que ponerse las pilas y solucionarlo".

Ningún líder parte de sus ideales, asegura. Modelos que son "muy sencillos" y que él resume de este modo: "que la gente llegue a final de mes". Pero acudirá sin falta a las urnas, consciente de que "el voto nulo o blanco siempre favorece al partido en el poder". Confiesa haberse inclinado siempre a la derecha, aunque no le gusta nada "lo que están haciendo desde hace muchísimo tiempo".

"Una mierda" le parece la campaña a Alfonso Carlos Ortega Vizcaya, que lee el periódico en la terraza de otro bar cercano. Este pensionista que no quiere ni oír hablar de política, asegura que el 20-D votó por su amigo Carmelo Romero, número dos del PP por Huelva al Congreso, aunque ahora no lo hará.

"Yo fui presidente de la Comisión de asuntos económicos del Ayuntamiento de Huelva, teniente de alcalde y secretario de finanzas del PP en toda la provincia, hasta que un día dije se acabó. Entonces se hacía política de verdad", asegura nostálgico. Ahora lo que le preocupa a Alfonso es "que no ganen los de Podemos", porque, total, "los demás son todos iguales".

En otra mesa, tres jóvenes combaten el calor del mediodía tomando algo. Para Eva Arroyo, la ministra de Empleo y Seguridad Social en funciones, Fátima Báñez, es "patética". Aunque es de San Juan del Puerto, "no ha hecho nada por Huelva ni creo que tenga capacidad para ello, fíjate lo que te digo", comenta mientras su amiga María GarcIaorta, trabajadora en una consulta propia en Lepe, asegura estar cansada de escuchar a los candidatos peleándose y echándose en cara lo que sus formaciones han hecho o dejado de hacer.

Ella tiene claro a qué partido votará, al igual que Eva, que trabajó para la Junta de Andalucía, en los servicios de orientación laboral, hasta que "la merma de fondos europeos" la dejó en la calle. "Lo tengo decidido desde las europeas, no necesito campaña alguna. Ya fui un poco visionaria entonces. Yo apuesto por la gente joven, por la gente preparada. He trabajado con personas muy formadas y veo las están malgastando. Deben entrar universitarios en la Administración, eliminarse viejos usos y viejas promesas", señala.

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