el Descreído

Hipócritas

  • Daniel de Alfonso deja en evidencia a los partidos al defenderse

LA campaña electoral encara su final sumida en la misma basura que ha marcado los últimos años de la política española: las acusaciones sobre prácticas fraudulentas desde el poder. Las grabaciones de las conversaciones entre el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, y Daniel de Alfonso, director de la Oficina Antifraude de Cataluña (OAC) han servido para enturbiar los momentos finales de una carrera que, por otra parte, ha sido bastante anodina e insulsa. Al margen de que deberíamos desconfiar de un Ministerio del Interior en el que se graba al jefe en su propio despacho, este asunto ha de hacernos reflexionar sobre la forma en la que se remueven las heces de la vida política con tal de lograr determinados objetivos. (Y eso no quiere decir que no sea muy grave el asunto en cuestión del que se habla).

Más allá de ello, el único que ha estado en su sitio en esta polémica ha sido el propio De Alfonso, quien les cantó ayer las cuarenta a los señores diputados del Parlament que quisieron someterle a juicio sumarísimo. Aunque lo hizo de forma altanera y soberbia -lógica si entendemos el cabreo que tiene encima-, el director de la Oficina Antifraude expresó alto y claro algo que todo el mundo comenta en privado y pocos dicen en público. Directo y sin rodeos, se defendió de todo lo que le dijeron y no dudó en poner ejemplos de lo que afirmaba. "No sean hipócritas, me reúno con todos ustedes", señaló cuando terminaba su comparecencia para dejar claro que la sesión de golpes de pecho de sus señorías no le conmovía en absoluto. No le servirá para nada, pues los mismos que lo nombraron le cesarán ahora rasgándose las vestiduras delante de las cámaras.

Hipócritas, dijo. ¿Son nuestros políticos hipócritas? Y tanto. Sólo la hipocresía de unos y otros puede explicar que hoy estemos a 48 horas de volver a las urnas. La hipocresía de unos dirigentes a los que el interés general les interesó bien poco en diciembre, cuando pudieron atender la voz salida de las urnas para alcanzar un acuerdo de madurez democrática. Hipocresía cuando se defiende que no ha habido pacto por culpa de que el contrario ha boicoteado todo lo que se le ha propuesto. Como si no lo hubieran hecho todos. Los vetos de unos, el reparto de sillones de otros y el silencio de los de más allá son los que nos han llevado hasta esta situación. No hay otra explicación. Estancados simplemente por la hipocresía de no admitir que no hay posibilidad de acuerdo porque no hay poltronas a repartir para todos. Y luego hablan del interés de España; eso sí que es hipocresía.

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