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Las claves

Nombres propios en busca de Gobierno

  • Contraste. Sólo dos aspirantes, Iglesias y Rivera, saben que su futuro pasa por seguir al frente de sus partidos; Rajoy y Sánchez se juegan el Ejecutivo... y el liderazgo de PP y PSOE si no lo lograran.

NO quieren ni oír hablar de unas terceras elecciones. Rajoy, Sánchez, Iglesias y Rivera saben que los españoles los castigarían, a todos, si no fueran capaces de formar Gobierno tras el 26-J. Son los cuatro políticos que pisan fuerte, porque Garzón ha asumido con buen ánimo ser segundón de Podemos, entre otras razones porque la alianza le garantiza un número de diputados que sería imposible si acudiera sólo con las siglas de IU. En el convulso mapa político, los nombres propios que pelean por el Gobierno son los candidatos de PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos (C's).

La situación es muy distinta a la planteada tras el 20-D. Cambia algo tan relevante que va a ser decisivo para las futuras alianzas: el declive del PSOE. Si se confirman los sondeos, el tan buscado y mencionado Gobierno del cambio no tiene ninguna posibilidad de ser una realidad.

El PSOE maneja los mismos datos que las empresas de sondeos, que lo sitúan por debajo de Podemos, aunque transmiten a sus simpatizantes que en este último tramo de campaña se nota un crecimiento del voto socialista en detrimento del podemita. No cuentan que, a pesar de la subida, el PSOE es todavía tercera fuerza en estimación de voto. A poco que el PP gane media docena de escaños, o incluso que aguante con el resultado anterior, puede dar por seguro que se mantendrá en el Gobierno.

Cosa distinta es que sea Rajoy el presidente, asunto que dependerá de que efectivamente logre incrementar el número de votos y de escaños. Si es así, quienes hoy insisten en que jamás votarían por la continuidad de Rajoy y ni siquiera se abstendrían para favorecer su elección, como dice Rivera, quedarían desautorizados para exigir al PP que cambiara de cabeza de cartel.

¿Por qué cambia el escenario de forma sustancial si el PSOE es tercera fuerza? Porque en ese caso Iglesias tendría todo el derecho a exigir a Sánchez un acuerdo en el que él, Iglesias, sería presidente. Y en este momento no hay nadie en el PSOE, ni siquiera Sánchez, dispuesto a convertir a Iglesias en presidente.

La palabra "suicidio" se pronuncia con cierta frecuencia y ni siquiera los que más han defendido el modelo de un Gobierno "progresista y de cambio" se plantean la posibilidad de cooperar para que ese Ejecutivo sea una realidad si va a ser Iglesias el presidente. Saben que si eso ocurriera, el PSOE puede desaparecer del mapa. Miembros del equipo negociador de Sánchez, cuando se les plantea la posibilidad de que conviertan a Iglesias en presidente, responden con tranquilidad: "Eso no va a ocurrir bajo ningún concepto".

¿Qué opción barajan si se cumplieran los pronósticos? Apoyar, con su abstención y la de C's, un Gobierno del PP. Como dice uno de los negociadores socialistas: "Rivera se equivoca al ser tan drástico en su rechazo a Rajoy antes de saber los resultados. Ni se le pasa por la cabeza la posibilidad de que si no acepta a Rajoy, él podría provocar que gobernara Iglesias. Como sus votantes no se lo iban a perdonar, tendría que acabar asumiendo la presidencia de Rajoy, así que más le valdría dejar esa puerta abierta, para no tragarse el sapo en la investidura y asumir las consecuencias de dar marcha atrás a lo que dice en campaña. Por otra parte, no puede seguir con un discurso único, el de la corrupción. Es verdad que C's es el único partido que no está manchado por la corrupción, pero la gente sabe que eso ocurre porque no ha tenido hasta ahora ninguna responsabilidad de Gobierno".

Y se escuchan otras cosas. Por ejemplo, que si Sánchez no mejora respecto al 20-D no tiene la menor intención de dimitir, pretende seguir en la secretaría general del PSOE. También que Susana Díaz parece hoy menos decidida a dar el salto a Madrid; le preocupa que el PSOE puede bajar en Andalucía, su feudo. Se escucha que cada barón va por libre, que Sánchez apenas cruza palabra con algunos de los dirigentes que más lo ayudaron (Rubalcaba o Blanco), que está muy distanciado de Zapatero... Pero sigue pensando que, si puede ser presidente, negociará con el líder morado. Su obsesión es convertirse en jefe del Gobierno.

Siguiendo con los Gritos y Susurros que describió Ingmar Bergman, en el PP nadie discute a Rajoy. Ahora. Distinto es qué ocurrirá si no sale bien parado. Soraya Sáenz de Santamaría tiene importantes detractores en la cúpula del partido, pero también incondicionales entre los dirigentes regionales, y cuenta con tirón entre los votantes. Hay un rumor que insiste en que Margallo querría ser sustituto de Rajoy si éste dejara su sitio, y otro que asegura que en ese caso al presidente le gustaría ser sustituido por Ana Pastor. Rumores. Especulaciones.

En Podemos, Iglesias y Errejón han aparecido fuertemente unidos en campaña, pero no se sabe si tras las elecciones mantendrán esta cercanía, y también se hacen cábalas sobre el futuro del acuerdo con IU, si llevará a una fusión final. Y en C's, nadie cuestiona al líder indiscutible, fundador e impulsor del partido.

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