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26-J elecciones generales

La izquierda se gusta en masa

  • Unidos Podemos celebra un acto multitudinario en la plaza de la Juventud con una militancia entregada que aguantó el calor como pudo y aplaudió cada palabra de los oradores

Comenzaba a decaer el sonido del Whatever you want de Statuos Quo y Van Halen se metía en la plaza de la Juventud con Jump al mismo tiempo que lo hacían Alberto Garzón, Julio Anguita, Teresa Rodríguez y Antonio Maíllo acompañados de los candidatos de Unidos Podemos por Córdoba al Congreso Manuel Monereo y Antonia Parrado. El sol intentaba ser más insistente que los gritos de "sí se puede" (por momentos lo consiguió) y un vendedor de El Militante se cruzaba delante de un tenderete de pulseras con la bandera de la República. La campaña tranquila, la de reparto de propaganda en el mercadillo de turno, cogió ayer un tinte bastante más multitudinario con el mitin más importante en Córdoba de la coalición Podemos-IU.

La confluencia consiguió lo que pretendía: juntar a mayores y jóvenes -y algún que otro niño- en un acto político; y lo hizo, como era de esperar, con un plantel de izquierdas de nombres sonoros y oratoria que engancha. Por eso quizá no resultó raro que el acto lo abriera Julio Anguita. El histórico dirigente de IU y del Partido Comunista ha sido un fijo en esta campaña, teniendo en cuenta de que muchos lo colocan junto a Monereo como el artífice de la coalición. Es sabido que el discurso del que fuera alcalde de Córdoba es de los que intentan sentar cátedra y mientras él hablaba, los cientos de personas de la plaza asentían a modo de alumnos que atienden embobados a su profesor favorito.

Tampoco es mentira que Anguita es de esos políticos autocomplacientes a los que la experiencia parece haberles dado manga ancha y sobre experiencia, precisamente, sabe mucho el responsable del Frente Cívico. Tiró de historia, de la suya propia, y lanzó consejos cuyos compañeros de escenario parecieron tomar como axiomas y que los simpatizantes aplaudieron interrumpiendo así cada tres o cuatro minutos. "Cuidado con los ensueños de las encuestas electorales, cuidado con dormirnos", rezaba Anguita para advertir "no del miedo" tras el 26 de junio, sino "de la responsabilidad" con la que tendrán que cargar cuando los votos sean concretos y los barómetros historia.

La calurosa plaza de la Juventud parecía el aula magna de la izquierda con un profesor Anguita que en algunos momentos dio la impresión de dictar apuntes. Economía al servicio de los derechos humanos y no al revés, inversión en I+D, más justicia "aunque haya que ampliar las cárceles" contra la corrupción y educación en valores. Esos fueron los puntos del temario de un Anguita que ejerció de avisador, que se adelantó a lo que pueda pasar y que recordó que la confluencia política no es nada sin la "confluencia social", sin las mareas.

El que se entendía plato fuerte del mitin no se hizo esperar. Este punto de la Fuensanta aglutinó un abarrotamiento mayor cuando el sol se fue y con un público, haciendo un símil musical, ya calentado por el telonero. El coordinador federal de IU y candidato de Unidos Podemos, Alberto Garzón, hizo muestra de la dialéctica que lo ha llevado a ser el político más valorado de España. No habló de encuestas, esas que sitúan a su coalición como segunda fuerza, pero sí de "lo que se nota en la calle". Fiel a un discurso que se ha escuchado en boca de sus compañeros durante la campaña, Garzón aseguró que el objetivo de Unidos Podemos no es el segundo puesto, sino el oro. Convencimiento, esa fue la baza con la que jugó el economista para apuntar que el cambio sí es posible y que "si seguimos trabajando así podremos construir un país en el que merezca la pena vivir". Viendo la cantidad de banderas de la Segunda República no resultó extraño que Garzón concluyera su diatriba apelando a un futuro sin monarquía.

Le siguió Parrado a quien tomó la palabra Monereo, otro de los históricos (muy cercano a Anguita) a los que en algunos momentos parecía sobrarle el micrófono porque con el tono de voz le bastaba. Andalucismo fue lo que translució tras el discurso de la parlamentaria de Podemos Teresa Rodríguez seguida de su compañero, en este caso de IU, Antonio Maíllo. Se gustó la izquierda y se notó. Habrá que esperar que los ensueños no sean tales.

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