Eduardo Fernández Camacho, ingeniero e investigador

"El Gobierno ha espantado las inversiones en energía solar"

Eduardo Fernández Camacho.

Eduardo Fernández Camacho. / José Ángel García

-El Consejo Europeo de Investigación acaba de conceder a dos investigadores de la Universidad de Sevilla una exclusiva beca de 2,5 millones de euros: a usted y a su compañero Aníbal Ollero. ¿Cuenta la investigación sevillana con buena salud?

-Resulta muy significativo que dos profesores de la Universidad de Sevilla hayamos obtenido en el mismo año la Advanced Grants si se tiene en cuenta que, hasta ahora, en toda la historia de esta beca sólo lo habían conseguido otros dos. Además, Ollero y yo somos del mismo departamento. Creo que la Escuela Técnica Superior de Ingeniería (ETSI) de Sevilla cuenta con muy buena salud y está muy bien situada a nivel nacional y también a nivel internacional en muchos campos.

-¿A qué proyecto va a destinar esta beca?

-El proyecto consiste en integrar sensores móviles colocados sobre vehículos terrestres o drones en los sistemas de control. En concreto, vamos a aplicarlo a una planta de energía solar. Hasta ahora, los drones se utilizan para supervisar, pero no como parte integral de un sistema de control. Los datos proporcionados por estos sensores permitirán crear nuevos modelos predictivos de gran utilidad para gestionar estas instalaciones de forma más eficaz.

-¿No cuentan ya estas plantas con sensores que miden la radiación solar?

-Sí, pero la plantas solares son muy grandes, miden cerca de 800 hectáreas. No se pueden poner sensores fijos en todos los puntos y la radiación solar puede variar según la zona por la presencia de nubes, por ejemplo. Con sensores móviles podemos medir mejor la radiación solar directa en cada parte, optimizar la planta y sacar más energía.

-La inversión en energía solar ha caído. Parece que, empresarialmente, las energías renovables ya no están de moda. ¿Qué ha pasado?

-El Gobierno ha espantado las inversiones en energía solar. Creo que se cometió un error al aprobar al principio primas de producción muy altas y hubo un boom en la implantación de todo tipo de centrales. Cuando el Gobierno se dio cuenta de que no podía seguir financiándolas aplicó medidas retroactivas que han arruinado a muchas empresas. Otorgaron primas por 25 años y luego, cuando ya todo estaba en marcha, el Gobierno dio marcha atrás. Hay muchos pleitos por este tema y ya las empresas no confían en el Gobierno y no invierten.

-¿Cuánto tiempo lleva usted trabajando en el campo de la energía solar?

-Empecé a trabajar en el control de los sistemas de energía solar en 1982. Tras la primera crisis del petróleo hubo mucho interés en desarrollar alternativas energéticas. Occidente se dio cuenta de que podían cortar el grifo del petróleo en cualquier momento. En aquellos años, empresas, universidades y centros de investigación de diferentes países empezaron a trabajar en este campo. Fue muy apasionante.

-Treinta años son muchos.

-He hecho muchas cosas en estos años, pero de lo que estoy más orgulloso es del proyecto que desarrollé junto a mi equipo de la ETSI en Abengoa. Las trece plantas que tiene Abengoa en España de 50 megavatios cada una están operando con controladores que nosotros desarrollamos e implantamos. Ahora estamos en plenas negociaciones con Atlantica Yield para trabajar en las plantas americanas y aplicar allí nuestro sistema.

-¿El sistema de control y sensores móviles puede aplicarse a otros campos?

-Por supuesto. Podría utilizarse para controlar el tráfico en las ciudades y las autopistas, a la gestión energética de edificios o a los sistemas de riego y control de plagas en agricultura.

-¿Tecnología de última generación en el campo?

-Puede ser muy beneficioso para las grandes extensiones de cultivo. Este tipo de técnicas va a cambiar la tipografía del trabajo en el campo y, quizás, contribuya a atraer a la gente joven, que ahora huye del mundo rural.

-Pero esta tecnología no es barata y los agricultores están muy castigados con la bajada de los precios.

-Es cierto que no es una tecnología especialmente barata, pero la tecnología de consumo ha bajado mucho los precios y ya puedes encontrar un dron por sólo 34 euros en Amazon.

-¿Cuándo pondrá en marcha el nuevo proyecto?

-Queremos comenzar a trabajar antes del verano. Todo se desarrollará en la ETSI a través de la Asociación de Investigación y Cooperación Industrial de Andalucía (Aicia). Durará cinco años y, además de mi equipo formado por cinco personas, contrataremos a 3 investigadores posdoctorales y a 9 estudiantes de doctorado.

-¿He escuchado bien? ¿Habrá contratos para jóvenes investigadores?

-El dinero lo aporta Europa. En España, las inversiones en investigación han caído mucho, más incluso que en otros países del entorno, y eso se ha notado mucho en el desarrollo tecnológico del país.

-¿Qué cree que debe cambiar?

-La financiación. Debemos volver a los niveles que teníamos antes de la crisis. Segundo, el sistema debe ser más flexible. Cada vez que aparece un Roldán aumentan las normas y las trabas. Me están pidiendo papeles de 2011, eso es una barbaridad. Hay que copiar los sistemas de control de otros países que funcionan bien, como Alemania o Estados Unidos. Y, por último, la relación entre empresa y universidad es fundamental.

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