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Entrevistas

"La corrupción no afecta a la imagen de España"

-Hace más de 40 años, un belga aterrizó en Cádiz y decidió ser hotelero.

-Sí, 44 años. Me había casado y decidí hacer mi viaje de luna de miel a Cádiz... y aquí estamos todavía.

-Pero en esos tiempos, esa zona turísticamente...

-Hombre, hicimos una labor de pioneros, sufrimos mucho, porque entonces nadie conocía la Costa de la Luz. Recuerdo que yo iba en mi propio coche muchas veces a Alemania personalmente a cerrar contratos, el alejamiento era realmente grande.

-Y usted se hizo cargo de un hotel en Rota.

-El azar. El Hotel Playa de la Luz en Rota era en parte de mi familia, y tuve suerte. Le explicaré cómo, y entonces entenderá que a veces la suerte se presenta de forma rara.

-Satisfaga mi curiosidad.

-Pues resultó que el director de ese hotel, un mallorquín, era más amigo de su bolsillo que de la propia empresa, y ciertas prácticas ilegales llevaron a que se le despidiera. Y entonces me hice cargo yo. Y de una mala experiencia como esa vino una larga y provechosa experiencia.

-Porque usted iba para abogado.

-Yo estudié Derecho, pero nunca llegué a ejercer.

-Dicen que usted puso a Cádiz en el mapa del turismo europeo.

-No sé si tanto, pero la Costa de la Luz en Europa significa Cádiz, desde luego. No fui tanto yo como el hecho de que empezara a funcionar el aeropuerto de Jerez, y el desarrollo del turismo en el Novo Sancti Petri. Lo verdaderamente importante es que funcione bien el aeropuerto y con vuelos directos.

-Pero algo tendría usted que ver, y eso es lo que ha reconocido recientemente todo el sector turístico de la provincia gaditana.

-A quienes hay que dar una medalla es a los turistas que venían entonces, porque todas las conexiones se hacían a través del aeropuerto de Málaga, y había que darse una paliza de seis horas y media o siete de autobús hasta llegar a Cádiz. Una medalla habría que darles por su valor.

-Pues diga usted cuál ha sido su papel en todo esto.

-Yo lo que digo es que si me han dado un reconocimiento es porque estoy ya amortizado y la voy a cascar pronto. No, en serio, yo aprecio mucho este galardón, pero eso no me impide insistir en mi obsesión: el sector privado y el público deben colaborar de forma más fluida, los políticos deben olvidar su prepotencia y gestionar el dinero de la forma más inteligente posible, porque nosotros sin el sector público no podemos hacer nada.

-Dice usted siempre que la provincia de Cádiz es la más bonita de España, pero ¿piensan lo mismo los belgas, los alemanes...?

-Claro que sí, lo que pasa es que hay que venderlo mejor. Es la única que tiene dos mares, el Atlántico y el Mediterráneo, y en el sur es la única que tiene África a la vista, y eso tiene una importancia increíble, porque está tan fácil y tan a la mano...

-Lo del mar es otra de sus obsesiones.

-La importancia del agua, efectivamente. Tenemos que vender mejor el atractivo no aprovechado del turismo náutico, incluyendo aquí las aguas interiores, los embalses de la provincia que son grandiosos... En fin, que después de tantos años sigo ilusionado con Cádiz, y diciendo que es la provincia más bonita de España.

-Pinta usted una imagen ideal, cuando muchos datos indican lo contrario.

-Porque desde aquí tienen ustedes una visión mucho más negativa. Pero yo hablo con los turistas, les veo la sonrisa que se les pone cuando conocen esta tierra, y su sorpresa cuando me dicen "qué raro que no hayamos descubierto esto antes". Yo mismo le aseguro que repetiría mi experiencia si volviera a nacer. La calidad de las personas, la gente de aquí es algo especial. Ustedes a lo mejor no lo aprecian, pero yo le digo a todo el mundo que merece la pena vivir aquí.

-De hecho usted y su familia son casi tan andaluces como belgas.

-Yo me siento muy andaluz. Mis tres hijos nacieron en Jerez y todos mis nietos son también de aquí.

-¿Y votan ustedes en España?

-No, bueno sí en las elecciones municipales, pero seguimos siendo belgas, al igual que mis hijos, y votamos en Bélgica. Mis nietos tendrán ya la doble nacionalidad.

-Desde que usted llegó ¿qué ha cambiado para bien y para mal en Andalucía?

-Para bien, muchas cosas: las infraestructuras sobre todo, las autopistas, los trenes, aunque todo se haga con muchos años de retraso y yo siga insistiendo en que a veces se nos trata como si fuéramos niños huérfanos. Lo positivo es que todo está por hacer. En cuanto a lo malo, pocas cosas, lo de todos los sitios: echo de menos de aquella época la seguridad y la tranquilidad en las calles. Y esto sí habría que cuidarlo bien, porque en un mundo global las malas noticias se difunden pronto.

-Hablando de eso ¿aprecia usted que los últimos casos de corrupción han empañado la imagen de España en Europa?

-No, no, eso no influye tanto, porque desgraciadamene la corrupción está en toda Europa, en Holanda, en Alemania... Aunque aquí parece que somos los campeones. En realidad esto viene de que en las últimas generaciones mucha gente vive de la política, y esa es la consecuencia. Pero esto ya empezó con el Mercado Común y la cantidad de instituciones que se crearon y la cantidad de gente que se metió a vivir de eso, y que pagamos entre la gente que trabaja como usted y yo.

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