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María Fernández-Miranda, Periodista y escritora

"El discurso social te dice que, si no eres madre, algo te pasa"

"El discurso social te dice que, si no eres madre, algo te pasa"

"El discurso social te dice que, si no eres madre, algo te pasa"

-No madres desarrolla que la anatomía no tiene por qué ser destino. No lo será, pero la sociedad lo procura con saña.

-Desde luego. Cuando una cosa es que tengas una posibilidad y otra, que se convierta en una obligación. En general, creo que nos planteamos la idea de la maternidad muy tarde y, si no se puede, ya hay pocas opciones. A eso sigue un periodo de aceptación: intentas agarrarte a lo bueno que puede tener la condición de mujer sin hijos, que lo tiene: hay más libertad, menos miedos, tienes una relación más cómplice con tu pareja y conservas cierto punto de inocencia, por ejemplo. Pero el discurso predominante se empeña en recordarte una y otra vez que, si no eres madre, algo te pasa.

-Es mucho más frecuente verse haciendo una lista de Razones para no ser madre que lo contrario.

-Te tienes que justificar primero ante ti misma. A mí nunca me han gustado los niños, por ejemplo, ni de pequeña ni de adolescente. Pero tampoco tenía clara la idea de no tenerlos porque, de hecho, parecía que todo me empujaba a ello. Luego, si ese camino no es para ti, inevitablemente te encuentras justificándote ante ti misma. Pero lo que no entiendo es por qué tienes que hacer una reflexión delante de toda la sociedad.

-Como ese "las mujeres sin hijos después de los 40 deberán dar explicaciones públicas", de El Mundo Today.

-El humor es siempre una exageración de la realidad, sobre algo que ya existe. Toda esta presión yo no me la he inventado. Por un lado, parece que la sociedad asume que una mujer puede hacer lo que quiera con su vida. Pero no es así: esa sensación de "no eres como las demás", o "no sabes lo que dices porque no eres madre" , o los "te arrepentirás"... Y todo el discurso publicitario y de modelo. Eso es algo que está ahí, que se padece. Es toda una generación la que se siente así.

-Luego está la maternidad como arma arrojadiza.

-Un ejemplo claro de esto lotenemos cuando le echaron en cara a Theresa May que no se preocupaba realmente del futuro de su país porque no era madre. Estamos viviendo una especie de enfretamiento entre las mujeres. En ambas direcciones, pero más de las madres hacia las no madres, aunque también se da al revés. A mí, por ejemplo, tras dar a conocer mi caso, me han dicho de todo: egoísta, que lo que quiero es la destrucción de la especie, que debería pagar más impuestos que los demás... Abogo por que busquemos puntos en común y no diferencias: no tenemos que ser todas iguales, pero ninguna está por encima de otra. La personalidad se compone de muchísimas facetas y circunstancias, y la maternidad en sólo una.

-La lucha no está ahí.

-Claro, sino en conseguir todas cosas como la mejora en la conciliación, en los horarios, tengas o no hijos, o acabar con el techo de cristal.

-Reúne los testimonios de mujeres muy conocidas, que no son madres y que están hartas de responder a esa cuestión. ¿Por qué accedieron a colaborar?

-Pues para mí fue muy sorprendente. Todo el mundo piensa que las conocía de antes y no, no conocía a ninguna de ellas. Pensaba que me iban a decir que no pero, sorprendentemente, enseguida me quisieron ayudar. Y me alegró confirmar que, quienes desde la distancia parecían personas buenas y generosas, después lo confirmaron. Otro factor es que estaban hartas y querían que alguien hablara desde la maternidad desde otro punto de vista y, quizá, explicarse sin malentendidos. Se creó una especie de corriente de solidaridad.

-Luego está también ese discurso del couché. No importa lo que haya hecho una mujer, el hijo siempre es "lo más importante" de su vida, se subraya.

-El caso, por ejemplo, de Almudena Fernández, que no es madre pero no lo descarta y que dejó su carrera un tiempo para montar una ONG que, precisamente, ayuda a niños. Pero dice, ¿por qué mi maternidad tendría que ser más importante? O el de Edurne Pasabán, para quien tener un hijo era importantísimo y lo ha conseguido. Pero a nivel social, lo más importante es su figura de precursora, de pionera, de mujer que escala ochomiles. Casos como el de Frida Khalo, Oriana Fallacci o Katherine Hepburn, entre muchas, demuestran que las mujeres sin hijos no pasan sin huella y sin aportar nada.

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