Entrevistas

El encanto de una ciudad sin habitantes

l La conjunción del puente de agosto, las altas temperaturas y el interés por los Juegos Olímpicos han convertido durante estos días las calles de la ciudad en verdaderos oasis de paz donde se podía caminar, meditar o simplemente disfrutar de sus encantos sin apenas nadie que te molestara. La imagen de la Plaza del Duque con sólo un par de personas en toda su extensión sería algo imposible de captar en cualquier otro día del año. La contrapartida a tanta paz se vivió en las carreteras, donde los accesos al peaje de la autopista Sevilla-Cádiz se convirtieron el sábado en verdaderos infiernos con colas kilométricas de vehículos. Si Churchill agradeció a los aviadores de la RAF que "nunca tantos debieron tanto a tan pocos", aquí podría decirse que "nunca tantos decidieron hacer lo mismo y al mismo tiempo".

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