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Colau destapa el acuerdo de las "esquerras"

  • ERC rectifica su posición sobre la independencia para avanzar hacia el referéndum con la ayuda de Podemos

Carme Forcadell, este lunes en el Parlamento, donde se reunió la diputación permanente.

Carme Forcadell, este lunes en el Parlamento, donde se reunió la diputación permanente. / andreu dalmau / Efe

Nueva fase, la de la rectificación. El procesismo comienza a recular, pero sólo para cobrar impulso y plantear al Gobierno central una nueva negociación después de las elecciones del 21 de diciembre, que no pilotaría en torno a la república, sino al referéndum de independencia. Y en este asunto, con este nuevo marco, serán mucho más fuertes, porque a los tres partidos independentistas se sumarán a la lista conjunta de los comunes y de Podemos. La ruptura del acuerdo entre los comunes de Ada Colau con el PSC en el Ayuntamiento de Barcelona es el prólogo de esta vía de entendimiento que se encargó de abrir Oriol Junqueras con Pablo Iglesias en, al menos, una conversación y cena en Barcelona el pasado 27 de agosto.

El portavoz de ERC, Sergi Sabriá, admitió ayer que ni "el Govern ni el país" estaban preparados para la independencia, no estaban dispuestos a hacer frente a "la violencia" del Estado. A Sabriá ya se le había adelantado una de las ex consejeras huidas, Clara Ponsatí, que el domingo reconoció lo mismo en Bruselas. Hicieron creer a los independentistas que, tras la proclamación, lloverían los reconocimientos internacionales y habría dinero para hacer frente al Estado, pero ni lo uno ni lo otro. Aquella tarde, del 28 de octubre, ni se arrió la bandera española en el Palau de Sant Jaume. El viaje de Carles Puigdemont a Bruselas fue una retirada en estampida, sin consensuar. El ex presidente es el único que defiende la lista conjunta de los independentistas, porque, hasta ayer, su idea, su objetivo, era seguir con la república, utilizar la probable mayoría en el Parlamento para seguir con la independencia. Pero mientras Puigdemont pintaba el fresco en Bruselas, le han quitado el andamio. ERC aboga por rectificar, detenerse y entrar en una amplia negociación con el Estado que incluya el referéndum, y para lo que contarán a partir del 21-D con la mayoría social que le faltó para la independencia.

La independencia ya no es tan urgente, ahora se trata de formar un frente con PodemosPuigdemont se presentará en una lista que sólo es de su partido, Junts pel Catalunya

Puigdemont y su ex vicepresidente, Oriol Junqueras, se dejaron de hablar el jueves 27 de septiembre. Junqueras dio instrucciones, antes de ingresar el prisión, para que no se accediese a la petición de renovar Junts pel Sí. Por eso muchos medios independentistas sugirieron que el viaje a Bélgica y el intento de articular un Gobierno en el exilio era un modo de presión para reeditar la lista conjunta el 21 de diciembre. Entre los huidos, hay consejeros del PDeCAT y de ERC. Pero el encarcelamiento de Junqueras le ha dado mayor legitimidad moral para forzar esta estrategia que no hubiese funcionado si el Supremo hubiese enviado a Carme Forcadell a prisión sin fianza. Una tras otra, todas las declaraciones de ERC van en ese sentido: desescalar y plantearse la independencia como un objetivo de largo recorrido, quizás de 15 años.

¿Y mientras? El Gobierno de las "esquerras". Para eso es necesario romper la barrera de los dos frentes -independentistas frente a constitucionalistas- y atraerse a Podemos y los comunes. Los comunes de Ada Colau y Podemos presentan una única lista que lidera el diputado Xavi Doménech, partidario del referéndum de independencia pactado con el Estado. El argumento de Colau para romper con el PSC en el Ayuntamiento de Barcelona ha sido muy débil: el apoyo de los socialistas al artículo 155. Bueno, a las elecciones autonómicas que se derivan de este artículo se presentan todos, no ha habido atisbo de boicot, pero a Colau le ha parecido algo trascendental para un gobierno municipal. Así que preguntó a las bases, y votaron 3.800 personas, de las cuales el 54% se inclinó por romper el acuerdo. Colau sólo tiene 11 de los 41 concejales, pero se lo puede permitir, porque ni Erc ni el PDeCAT van a promover una moción de censura. Ahora, Doménech podrá pescar mejor en el caladero de los independentistas dudosos y podrá poner al partido en posición para el acuerdo con ERC.

Para los ideólogos del independentismo, la ampliación de la base electoral ha sido una obsesión, siempre supieron que no tenían una mayoría social para forzar al Estado a aceptar su república y sabían que necesitaban a los comunes. En el documento Enfocats, hallado en el domicilio del ex secretario general de Economía Josep María Jové, se detalla esta carencia. Pero han hecho falta dos meses de extrema tensión y la huida de 2.400 empresas para que lo asuman.

Hasta el propio Carles Puigdemont, que es el más empecinado, ha comenzado a rectificar. En una entrevista concedida al periódico belga 'Le Soir', el ex presidente de la Generalitat admite que hay otra soluciones alternativas a la independencia. Según relata, él ha trabajado "durante 30 años para conseguir el encaje de Cataluña" en España, pero José María Aznar cegó ese camino durante sus mandatos. Finalmente, Puigdemont no pudo convencer ni a ERC ni a la CUP de que se sumasen a esa lista conjunta y ha optado por presentarse por el PDeCAT, aunque con una candidatura que se llamará Junts pel Catalunya, que es más un deseo que una realidad. Podrá sumar a algunos dirigentes independentistas, suavizará las siglas de su partido, pero en esencia es eso, el viejo partido de Artur Mas.

Los independentistas acuden al 21 de diciembre con tres listas. Puigdemont ha intentado hasta el último momento armar una lista conjunta; lo último fue presentarse bajo la fórmula de una agrupación de electores, pero no hubiera contado con las ventajas del PDeCAT en cuanto a espacios publicitarios. Artur Mas y la secretaria general, Marta Pascal, viajaron el pasado fin de semana a Bruselas para tratar de este asunto con el ex presidente. El partido ya tuvo que retrasar la reunión de elección de las listas (ya se han celebrado las primarias) para esperar a que el ex presidente se decidiese. Para el PDeCAT era fundamental contar con Puigdemont, cualquier otro candidato habría hundido más las siglas de una formación que puede ser la quinta fuerza en el Parlamento, un verdadero desastre que tampoco conjura esta candidatura.

Tal como pintan las encuestas, ERC ganará las elecciones, pero necesitará de dos o más partidos para alcanzar una mayoría absoluta en el Parlamento. Pueden ser la CUP, PdeCAT, pero también Podemos, con quien podría hacer pinza en el Congreso de los Diputados. Tras las elecciones del 21 de diciembre, la tensión se trasladará de Barcelona a Madrid, Podemos y ERC apostarán por un proceso constitucional, y habrá que comprobar hasta dónde llega la nueva política de Pedro Sánchez de defensa del Estado.

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