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Cosas de agosto

AGOSTO es sinónimo de vacaciones, de holganza, de relajación indecente, de flirteo con el encefalograma plano, un tiempo de reencuentro, tanto con la pareja (las separaciones y los divorcios se disparan, que los excesos de convivencia son igual de malos que todos los demás), como con uno mismo (es una etapa del año propicia para artes tan exóticas como las de la lectura y la reflexión, dieta básica para plantar cara al adocenamiento y ser capaz de forjarse una opinión singular y propia, al margen de la que venden los líderes, diarios y emisoras de cabecera).

Pero por mucho empeño que se le eche, en agosto siguen pasando cosas. Y jugosas. Un mes tal que éste zarpó Cristóbal Colón del Puerto de Palos, y cayeron las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, y murió Lady Di... Es el mes epicúreo por excelencia, pero sirva esta parva exposición para alertar de los riesgos de desconectar de la realidad, que cuando menos te lo esperas estalla ante tus narices en el televisor del chiringuito de la playa el eco de ese gran acontecimiento informativo que te habías perdido días atrás, inmerso en la indolencia, algo imperdonable cuando se trata de un periodista, digo yo.

Pues también en agosto, hace tres años, entró en vigor el nuevo Estatuto de Cataluña. Que sigue esperando que el Tribunal Constitucional resuelva los siete recursos que ha presentado el PP. Han pasado más de mil días desde la llegada de ese incubo que decían -los recurrentes- que iba a romper España y aquí no se ha movido ni una hoja, aunque el vicepresidente de la Generalitat, Josep Lluis Carod Rovira, quiere que la gente se eche a la calle en defensa del Estatut antes de que los jueces dicten sentencia. Es una posibilidad. Piano, El caso es que sus señorías también están de vacaciones y da la sensación de que el dirigente independentista ha emergido en la actualidad informativa de forma poco brillante, poniéndose la venda antes de ser herido, con impronta victimista.

Pobre agosto. Rezuma ocios, pero tampoco tiene la culpa de que políticos de guardia, como Ana Mato, se quieran ganar el sueldo aprovechando la modorra estival para incidir en sibilinas acusaciones contra Gobierno, jueces, fiscales y fuerzas de seguridad de las que no presenta pruebas mientras proclama que "los ciudadanos saben que se han producido escuchas ilegales". ¿Mande? ¿A quién, cuándo, dónde, cómo, por qué?

Y mientras el presidente del Gobierno se relaja en Lanzarote lejos de micrófonos indiscretos, Trinidad Jiménez se toma a pecho eso de ser la ministra de Sanidad dejando en evidencia a los que reniegan del periódico en vacaciones al afirmar que "la sociedad está madura para prohibir fumar en sitios públicos". ¿Mande? ¿Eso de la plenitud no era elegir libremente? Leer para ver. Qué cosas. ¿Todo vale en agosto? Pues quedan 13 días.

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