España

Puigdemont amaga con declarar la independencia (otra vez)

  • Frente al poder del Estado, el rechazo de la Unión Europea y el portazo de las empresas, a los independentistas sólo les queda rectificar o inmolarse

Puigdemont pide al 'Parlament' que decida ante el "intento de liquidar" el autogobierno

Es muy complicado, si no imposible, ganar al poder de un Estado democrático, al rechazo de la Unión Europea y al portazo del mundo económico. Al independentismo catalán no le queda más vías que el de la inmolación -declarar una independencia estéril que no será reconocida por ningún actor internacional- o rectificar en toda regla, cosa imposible, o mediante la convocatoria de unas elecciones autonómicas. El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, ha anunciado que la semana próxima habrá un pleno del Parlamento para "actuar contra" el desarrollo del artículo 155, que estará lista el viernes. En una declaración de respuesta al Gobierno, Puigdemont no citó la palabra independencia, ni anunció la proclamación de la república, pero quedó en el aire, aunque no es menos cierto que esto ya ha pasado en varias ocasiones. Unos cientos de concentrados se reunieron anoche en la plaza de Sant Jaume de Barcelona al grito de "Puigdemont, al balcón", pero el presidente no salió al escenario desde donde Lluís Companys proclamó la república catalana en octubre de 1934.

Si en el bloque independentista había serias diferencias antes del 155, el lunes habrá más. Hoy gozan del rechazo al Gobierno de una gran parte de la población a la intervención de la Generalitat, del enfado general, pero es muy complicado articular una respuesta de fuerza cuando ya no hay opciones de ganar más allá de recurrir a la violencia.

El discurso con el que Puigdemont contestó anoche al Gobierno sigue dejando una ventana abierta. El presidente todavía puede convocar unas elecciones autonómicas o acudir al Senado a explicar sus razones. Algo se está moviendo. El socialista Miquel Iceta se reunió el viernes con el president y algunos de sus consejeros tratan de abrir otras vías. Hay contactos informales con el Gobierno y, sobre todo, la presión del mundo de la empresa es abrumadora.

De momento, la Mesa del Parlamento se reúne mañana a las diez para convocar un pleno. Puede ser el de la proclamación de la independencia, pero ni eso conduciría a una nueva estación. El Gobierno central entrará en la Generalitat el viernes. El tiempo se habrá agotado. También podría producirse una declaración, que no serviría de nada, seguida de una convocatoria electoral que se presentasen como unos comicios constituyentes.

El discurso de Puigdemont sólo fue un parlamento político, cargado de referencias al pasado y en forma de súplica a la comunidad internacional. "Es la liquidación de nuestro Gobierno". "Es el peor ataque a nuestras instituciones desde el dictador Francisco Franco". "Desde el principio del siglo XX, la idea ha sido siempre la misma, la Generalitat existe desde antes de la Constitución". Un conjunto de frases solemnes, un tanto retóricas, pero que denotan que tampoco el Gobierno de Puigdemont tenía previsto esta categoría de 155. "Soy consciente de la amenaza que se cierne sobre el pueblo de Cataluña, tenemos que conjurarnos para defender nuestras instituciones de modo pacífico, pero contundente", anunció el presidente sin llegar a detallar. El hombre que ha puesto a la Generalitat fuera de la legalidad española e internacional, que en efecto va a provocar la suspensión de facto del autogobierno catalán después de 40 años de prosperidad se muestra incapaz de explicar cuál es la razón de tan grave desafío.

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