Esquerra confirmó ayer lo que todas las encuestas cantaban: ya es la primera fuerza en Cataluña por delante de CiU, que paga cara su apuesta por la independencia frente al único partido que siempre la ha defendido. La Izquierda por el Derecho a Decidir (ERC más otras dos plataformas secesionistas) se llevó dos escaños y casi 593.000 votos, sumando casi tres puntos porcentuales más que la federación (ex) nacionalista y unos 45.000 votos adicionales. Aunque la Coalición por Europa de CiU logra tres asientos en Bruselas, el botín ha de repartirse con el PNV y Coalición Canaria.

PSC (358.335 votos), ICV (258.383), PP (246.094) y Ciudadanos (157.752) completaron los seis primeros puestos en una comunidad que analizará los resultados en clave cuasi plebiscitaria y podrá sacar una conclusión clara: ERC y CiU suman más de un millón de papeletas y marcan una mayoría clara en favor -cuando menos- de la consulta fijada para el próximo 9 de noviembre. Se trata, por cierto, de la primera victoria de ERC desde el arranque de la democracia.

El factor movilización fue importante. La participación de los catalanes repuntó un 10,5% respecto a la cita de 2009 y superó el promedio nacional (47,44% contra 45,58%). Sólo La Rioja, Valencia y Castilla y León tuvieron aún más tirón en los colegios electorales.

La sensación a escala nacional, Podemos, también sorprendió en el noreste peninsular: aunque quedó en séptima posición, rebasó en la noche de su debut los 117.000 votos. Por detrás, la nada (UPyD, siguiente en el ranking, se quedó en 32.500).

La hoja de ruta del líder de ERC, Oriol Junqueras, no variará un ápice. Apoyo incondicional al president Artur Mas siempre que el president sea fiel al cronograma consensuado: referéndum el 9-N o, en su defecto, elecciones plebiscitarias. El entorno de Mas descarta locuras; Esquerra exigirá más que nunca hechos. Y la frialdad de los datos está ahí. Si CiU titubea, ERC se siente al fin legitimada para tomar el relevo y comandar el proceso de "transición nacional".

En un parlamento tan fragmentado como el catalán, los cambios de posición suelen ser cotidianos. El PSC de Pere Navarro pierde en votos la segunda posición que ya había extraviado en escaños tras las elecciones regionales de 2012. Lejos quedan los tiempos en que ejercía de fuerza hegemónica de la mano de Pasqual Maragall. ICV también vence al PP de Alicia Sánchez-Camacho, que a su vez mantiene un aceptable colchón de casi 100.000 votos sobre C's, opción empieza asimismo a abrirse camino en el resto de España (y en Europa, donde luce dos escaños).