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Una Fiesta Nacional austera, sin abucheos ni pitidos

  • Los monarcas han sido recibidos con aplausos, mientras que la llegada de Rajoy no ha generado reacciones. Como novedad, la infanta Elena no se ha sentado en la misma tribuna que su familia.

Los Reyes han presidido este viernes en Madrid el desfile militar por la Fiesta Nacional, que este año ha estado marcado por la austeridad (no ha habido carros de combate ni cazas) y por la ausencia de los tradicionales silbidos y abucheos que todos los años dirigía el público al Gobierno. Además, ha contado con otra novedad destacada: por primera vez la infanta Elena no ha estado en la tribuna presidencial junto a los Reyes y los Príncipes, que a partir de ahora serán quienes representarán a la Familia Real en actos de alto rango institucional.

La llegada de los monarcas a la Plaza de Neptuno de Madrid ha dado inicio a la celebración a las 10:30 y ha arrancado del público los primeros aplausos, después de que se anunciara por megafonía su entrada. Fueron recibidos por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, cuya entrada en la plaza para asistir a su primera Fiesta Nacional desde que está en La Moncloa también fue anunciada por los altavoces, sin despertar ninguna reacción entre los asistentes. Este año no se han escuchado los pitidos y gritos en contra del Gobierno que otros años eran habituales. En la Plaza de Neptuno, donde se ha situado por segundo año la tribuna presidencial, tampoco se han escuchado muchos aplausos. La ubicación en este lugar, que en su momento se atribuyó a la intención de blindar la zona para que no llegaran a las autoridades los tradicionales abucheos, reduce considerablemente el espacio central respecto a otros años y aleja al público de las tribunas.

Nada más llegar, el Rey, acompañado por el jefe del Estado Mayor de la Defensa, almirante Fernando García Sánchez, y seguido de cerca por el presidente del Gobierno, el ministro de Defensa, Pedro Morenés, la Reina y los Príncipes, ha pasado revista a la formación antes de dirigirse a la tribuna desde donde ha presidido la parada. Después, ha saludado al resto de miembros del Gobierno y se le ha podido ver especialmente simpático con la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y con el ministro de Educación, José Ignacio Wert, con quien ha intercambiado algunas risas.

Don Juan Carlos, con su uniforme de capitán general del Ejército de Tierra, ha hecho todo el recorrido a pie y ha subido a la tribuna por una rampa que facilitaba el acceso. El año pasado, el monarca pasó revista a las tropas en un vehículo ligero, ya que se encontraba recuperándose de una intervención quirúrgica. El monarca ha seguido en pie gran parte del acto, aunque se ha sentado en algunos momentos de espera entre agrupaciones en la parada militar.

Los Reyes y los Príncipes, núcleo central de la Familia Real

Desde la tribuna presidencial han seguido el desfile los Reyes, los Príncipes, el presidente del Gobierno y los miembros de su Gabinete al completo, a excepción del ministro de Economía, Luis de Guindos, que se encuentra en Tokio en viaje oficial. La infanta Elena ha seguido la parada militar desde una tribuna adjunta en la que se han situado autoridades del Estado. La hija mayor de los Reyes ha permanecido sentada junto al líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba, que tenía a su otro lado también al portavoz parlamentario del PP en el Congreso, Alfonso Alonso, y con quien se le ha podido ver charlando.

A partir de ahora en actos de mayor rango institucional, como la Fiesta Nacional, la representación de la Familia Real se reducirá al núcleo central de la familia, esto es, los Reyes y los Príncipes. La Casa del Rey ha escenificado así que los Reyes y los Príncipes son la parte central de la Familia Real. Zarzuela lleva años estudiando cuál sería la mejor forma de proceder a este cambio, algo que se ha acelerado tras la imputación del Duque de Palma, Iñaki Urdangarín, en el caso Nóos. De hecho, hace ahora un año que los Duques de Palma no participan en ningún acto de la agenda de la Familia Real, de la que se mantienen apartados. La última vez que pudo vérseles en un acto oficial fue en el desfile militar del año pasado.

La bandera, portada a pie

Los actos han comenzado con un homenaje a la bandera que este año no ha llegado desde el aire, sino a manos de miembros de la Armada, una medida más para ahorrar. Después ha tenido lugar el homenaje a los caídos. Este año las Fuerzas Armadas no han tenido que lamentar ningún fallecido en operaciones en el exterior, ya que el último incidente mortal tuvo lugar en noviembre de 2011 en Afganistán, cuando murió el sargento primero Joaquín Moya Espejo. El homenaje ha terminado con una pasada de los aviones de la Patrulla Águila, las únicas aeronaves que han participado en el desfile y que han dibijado los colores de la bandera nacional.

Inmediatamente después ha comenzado la parada, que este año no ha contado con carros de combate ni cazas. Los 2.600 militares que participan en la parada lo han hecho a pie, a excepción de la unidad motorizada de la Guardia Real y los reservistas y veteranos, que lo han hecho en vehículos ligeros Aníbal.

Una vez finalizada, los Reyes, los Príncipes, el presidente del Gobierno y los ministros han abandonado la tribuna presidencial y han charlado distendidamente durante unos minutos, junto a otras autoridades. Así, se ha podido ver charlar a la infanta Elena con la Princesa y la Reina, mientras el Rey, el presidente del Gobierno, el Príncipe y Morenés intercambiaban comentarios. Este año han asistido a la celebración nueve de los 17 presidentes autonómicos. Los presidentes de Cataluña, Andalucía, La Rioja,  Cantabria, Baleares País Vasco, Comunidad Valenciana y Galicia habían excusado su presencia.

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