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El desafío independentista

Puigdemont da el portazo

  • El 'president' no acudirá al Senado a defender sus alegaciones en contra del artículo 155 y se prepara para la declaración de independencia

  • Tensión entre los miembros del 'Govern' y dentro del bloque soberanista, donde existen opositores a que se proclame la república

  • Los comités de la CUP comenzaron a llenar la plaza de Sant Jaume la noche del miércoles mientras estaba reunido de urgencia el Ejecutivo de la Generalitat

Carles Puigdemont ha escuchado a quienes desde su propio partido, desde el PSC, desde amplios sectores de la sociedad catalana y desde el mundo empresarial lo han aconsejado, casi rogado, que no declare la independencia de Cataluña y convoque elecciones autonómicas para impedir la ejecución del artículo 155 de la Constitución. Pero no hace caso, todo lo contrario. "No perderemos el tiempo con aquellos que han decidido arrasar con el autogobierno de Cataluña. ¡Seguimos!". Esa ha sido la respuesta que el presidente de la Generalitat ha enviado, desde las redes, a los moderados que le pedían prudencia, que no diese pasos irreversibles.

Todo indica que el Parlament declarará, de un modo u otro, la independencia mañana; es casi lo mismo, las formas podrán ser más o menos confusas, Cataluña es una caja de sorpresas cuando se trata de no ser claros, pero el mensaje no acepta dudas: ante la aplicación del 155, que entraría en vigor este mismo fin de semana, no caben soluciones, gana la épica, Puigdemont no acepta la invitación del Senado. Sólo un milagro de cordura podría reconducir la situación.

Mas, Montilla e Iceta trataron de convencer a Puigdemont para que no declarara la DUI"Soñándose más felices, los catalanes quisieron perder lo seguro por lo incierto", dijo Patiño

La decisión aún no se ha tomado, y en el bloque soberanista la tensión es extrema, ya que parte del PDeCAT no desea la declaración. Puigdemont tuvo que convocar de urgencia anoche a su Gobierno, en el que el conseller de Empresa, Santi Vila, podría dimitir. Los portavoces del grupo de Junts pel Sí (ERC y PDeCAT) se incorporaron a la reunión con el mensaje de los parlamentarios, que decidieron por unanimidad que la república fuese proclamada de acuerdo con el resultado del referéndum y de la ley que desarrolla sus consecuencias, aunque ésta haya sido anulada por el Tribunal Constitucional.

Si nada cambia, la comisión senatorial del 155 aprobará hoy el dictamen sin la presencia del presidente catalán, que no ha querido ir a Madrid ni hoy ni mañana, cuando el pleno apruebe la propuesta del Gobierno para intervenir la Generalitat y tomar el control del Parlamento. Puigdemont nunca ha ido a Madrid como presidente: ni fue cuando Rajoy lo invitó a explicar sus razones sobre el referéndum en el Congreso ni asistió a la Conferencia de Presidentes ni participa en los trabajos previos sobre la nueva financiación autonómica. Sólo visitó La Moncloa con motivo de su elección en el Parlamento.

La mañana del miércoles, sin embargo, apuntaba a un posible acuerdo entre la Generalitat y el Gobierno: sin DUI (declaración unilateral de independencia) y con unas elecciones anticipadas, la aplicación del 155 podría pararse. En ello estuvieron trabajando los ex presidentes Artur Mas y José Montilla, quienes visitaron el Palau por la mañana, así como el líder del PSC, Miquel Iceta, y algunos de los colaboradores de Puigdemont, como su consejero de Empresa, Santi Vila, y la coordinadora general del PDeCAT, Marta Pascal. Iceta se reunió dos veces con el interpelado.

Entre unos y otros, Puigdemont estuvo con el llamado estado mayor del independentismo más de cinco horas. Es el sanedrín de los hiperventilados, conformado por los dos líderes accidentales de Òmnuim y de la Asamblea Nacional de Cataluña (ANC) y otros asesores del mundo de la universidad y de la comunicación que permanecen en las sombras.

Hay quien sostiene, desde la oposición, que Puigdemont está rodeado por un núcleo duro, formado por su director de oficina y el de Comunicación, que le impide abrirse a otras opiniones. Esto siempre suele pasar, nunca es el principal el que tiene la culpa, siempre hay otros; una leyenda urbana más. Quienes lo conocen desde que era un joven estudiante de instituto en Gerona saben que el president ha sido siempre independentista. Lo fue cuando ejerció el periodismo y lo siguió siendo cuando la antigua Convergéncia echó mano de él para presentarlo a unas elecciones municipales. Y a su lado tiene a un vicepresidente, líder de ERC, Oriol Junqueras, que no necesita estímulos para lanzarse al vacío envuelto en la bandera estrellada. "España no nos ha dejado otro opción", declaró Junqueras a una televisión británica.

La presidenta de la Cámara autonómica, Carme Forcadell, fue la encargada de comunicar a los grupos que Puigdemont no irá al Senado. La razón es que el Parlamento debía hacer un hueco en la jornada de hoy si el presidente tenía que viajar a Madrid. El pleno solicitado por ERC, el PDeCAT y la CUP comenzará esta tarde a las cinco, lo abrirán los portavoces de estos tres partidos y, después, hablará el presidente. Los motivos de la convocatoria sólo tienen cinco líneas: se trata de dar respuesta a la aplicación del artículo 155 por parte del Gobierno. El pleno seguirá mañana, y es posible que sea entonces cuando se proclame la república. En cualquier caso, los independentistas quieren hacerlo antes de que el Senado dé vía libre a la intervención.

En el Parlament, la noticia de la suspensión del viaje de Puigdemont a Madrid fue acogida con tremenda tristeza por parte de los diputados del PP, Ciudadanos y PSC. Ello supone soltar las amarras que en estos días se han tratado de tejer. La omnipresente ANC cambió, de modo inmediato, su convocatoria: en vez de citar a sus seguidores hoy, los llama a concentrarse mañana al mediodía en las cercanías del Parlamento. En la plaza de Sant Jaume se concentraron anoche una representación de los grupos más activos de la CUP, los llamados comités de defensa del referéndum, que ahora se dicen de la república.

Si el Senado aprueba mañana la aplicación del 155, la destitución de Puigdemont y de todos sus consejeros será efectiva a partir de los decretos que debe aprobar el Gobierno en un Consejo de Ministros extraordinario. Eso puede suceder mañana mismo, de modo que se publique el sábado en el BOE. A partir de entonces, el Gobierno tendrá que hacerse con el control de la Generalitat y hacer frente a las protestas que haya en la calle. O a la "resistencia pasiva" a la que están llamando algunos grupos de funcionarios y de policías autonómicos.

Para el Ejecutivo de Rajoy, es prioritario intervenir en los Mossos, en la hacienda de la Generalitat y en el Centro de Telecomunicaciones, que se considera el cerebro informático del Estado virtual que ha ido creando el Gobierno independentista durante este último año. En el caso de los Mossos, el Ministerio del Interior desea relevar a la cúpula con otros agentes del mismo cuerpo, aunque tiene autorización para emplear a cuadros de la Policía Nacional y de la Guardia Civil. También puede desplegar a agentes estatales por todo el territorio de Cataluña.

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