Tabarnia hace gracia, pero no es una broma; puede ser una ocurrencia, pero la plataforma que promueve desde hace cerca de dos años su independencia de Cataluña ha encontrado un filón argumentativo en los resultados de las elecciones del 21-D. ¿Qué es Tabarnia? Es un neologismo de los nombres de las provincias de Tarragona y de Barcelona, y sirve para agrupar los territorios catalanes donde los constitucionalistas son, claramente, mayoritarios, y para el cual solicitan un referéndum para decidir si forman una nueva comunidad autónoma. Tabarnia, separada de la república catalana si llegase a independizarse, y siempre integrada en España. Tiene escudo y, de momento, un mapa que va cambiando, porque cada vez hay más comarcas donde el independentismo es minoritario, es un territorio costero que se extiende desde la ciudad de Tarragona al litoral barcelonés, e incluye a nueve de las 10 ciudades más pobladas de la comunidad. La novena es Lérida, donde los constitucionalistas también son mayoritarios, aunque no tendría conexión física con la nueva Tabarnia. Lo mismo ocurre con el Valle de Arán, marcadamente constitucionalista desde hace años.

La idea partió de una plataforma llamada Barcelona is not Catalonia, también llamada Plataforma para la Autonomía de Barcelona. Surgió en la ciudad condal, pero ha ido ganando adeptos en otras partes de la comunidad. El fenómeno de Tabarnia, que ya es viral en las redes, permite que el los separatistas se miren en el mismo espejo, porque los argumentos que emplean sus seguidores son los del independentismo.

Tabarnia se queja de que Cataluña le roba, paga más impuestos, son más y tienen menos escaños

Por ejemplo: Cataluña nos roba. Las comarcas de Barcelona y de Tarragona son las que más dinero aportan a las cuentas de la Generalitat, ya que en ellas se concentra la actividad industrial y empresarial de Cataluña. Y la mayor parte de la población. Los soberanistas son mayoritarios en zonas rurales del interior, en las mismas donde el carlismo tuvo sus seguidores. Entre su memorial de agravios, sus defensores también subrayan que los parlamentarios de Barcelona y Tarragona son más costosos en términos de votos que los de Lérida y, en especial, Gerona. Eso se debe a que el sistema electoral está descompensado en la comunidad, premia a los territorios del interior, más nacionalistas y menos poblados frente a las comarcas urbanas.

Los tabarnolenses también critican que su idioma materno, el español, está perseguido por la Generalitat en el sistema educativo y en la Administración, por lo que proponen la igualdad de trato entre el catalán y el castellano. Aseguran que la Generalitat debe 600 millones de euros al Ayuntamiento de Barcelona y que buena parte de la financiación en obra pública se gasta en el interior.

Y como es costumbre entre los nacionalistas, los defensores de Tabarnia también recurren a argumentos historicistas, puesto que fueron los condes de Barcelona dependientes del imperio de Carlomagno los que lograron unir bajo su liderazgo a otras condados de la Cataluña Vieja, y a quien los independentistas señalan como fundadores de un Estado originario. Wilfredo el Peloso, por tanto, sería primer conde de Tabarnia, enfrentado a otros nobles carolingios catalanes menos importantes.

El resultado de las elecciones del 21-D muestran que, en efecto, Cataluña está dividida entre dos bloques, pero que éstos también tienen una representación territorial. Ciudadanos ganó en las provincias de Tarragona y de Barcelona, así como en las diez ciudades más importantes de la comunidad, incluida la capital. Ante la amenaza de un hecho tan grave como la ruptura con España, esta plataforma propone un referéndum en 2018 para decidir si forman una nueva comunidad autónoma dentro del país.

Su última acción de propaganda ha sido un cartel que emula al de la CUP de antes de la campaña, donde alguien borra de Tabarnia a los dirigentes del soberanismo.