el periscopio

Tempus fugit

  • La pregunta que nos hacemos cuando envejecemos es: ¿Por qué esperamos a tener un pie en el otro mundo para vivir al máximo?El periodo de la vida en que contamos con salud, algo de dinero y ánimo, todo a la vez, es escaso

A lo largo de una vida bastante recorrida ya, y de la que afrontamos el otoño, atesoramos una serie de recuerdos, frases, libros o películas que nos acompañan constantemente donde quiera que vayamos. En mi caso -disculpen la autocita, siempre tan chocante- están las Epístolas Morales a Lucilio, la carta De mi propia vida, que publicó Oliver Sacks poco antes de morir, o una declaración del gran Gambardella, protagonista de la aclamada película La Gran Belleza. Así, entre otras grandes perlas, le escribía Séneca a su gran amigo Lucilio, que tuviera en cuenta que -en relación con la muerte- "ésta no siempre nos convocaba según el censo"; frase genial que debíamos leer y meditar durante unos minutos cada mañana para darnos realmente cuenta, en la medida de lo posible, de la fugacidad de este "cuento lleno de ruido y furia, contado por un idiota y que carece de sentido alguno". Sacks escribió esa breve carta de despedida en la que decía que, a raíz de descubrir que le quedaban unos meses de vida, de pronto se había vuelto "centrado y clarividente" y que no tenía tiempo para nada "que fuera superfluo", nombrando, entre otras imbecilidades que nos consumen el tiempo, los debates políticos y los informativos. Gambardella, en esta línea, en un momento dado de la peli susurraba que a los 65 años ya no podía perder un minuto en hacer cosas que no quería hacer.

La pregunta que algunos nos hacemos cada vez con más frecuencia a medida que cumplimos años es la siguiente: ¿por qué esperamos para tener el destello de clarividencia de sabernos mortales -y actuar en consecuencia- a que nos detecten una enfermedad terminal o a que tengamos un pie en el otro lado por mor del calendario? ¿Por qué reaccionamos tarde y mal? ¿Por qué no adelantarnos y vivir el día a día como nos aconsejan -ya en la senectud- Séneca, Sacks o Gambardella? Porque deberíamos saber que cuando la sombra de la Parca se anuncia por una esquina ya no queda tiempo para nada, éste nos ha alcanzado. En unos días dejo de tener 55 años; una cifra redonda, bonita si me apuran, que anuncia lo que puede ser -si la salud me acompaña- un periodo de madurez, de tranquilidad. Las pasiones esclavas nos abandonan, los hijos vuelan, y la economía nos respeta. ¿Por qué no aprovechar estos años de manera intensa sin perdernos en ocupaciones triviales? ¿Por qué esperar más? Aprovechémoslo antes de que "todo en este mundo nos sea ajeno". Como suelo decir a mis cercanos: el periodo de la vida en que contamos con salud, algo de dinero y ánimo, todo a la vez, es escaso. No lo despilfarremos. Y como decía mi padre: agur, beste bat arte.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios