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Crónica del lunes de Feria

Elogio de la buena amistad

  • Milicias universitarias comunes y estudios de Química, raíces de los socios de 'Wifredo er Belloso', que cumple 75 años.

  • La esquina, ese paso de baile del espacio, convierte la Feria en un escenario teatral.

El colorido de la Feria. Se fueron las lluvias y volvió el sol lleno de sonrisas.

El colorido de la Feria. Se fueron las lluvias y volvió el sol lleno de sonrisas. / rafael beltrán

Lo importante en la Feria son las esquinas. Son los pasos de baile del espacio. Los del tiempo se dan solos. El alcalde, Juan Espadas, iba al mediodía por Juan Belmonte esquina con Pepe Hillo y por la tarde estaría en Ponce esquina con Talavante para ver la triada del Juli: maestría, salida por la Puerta del Príncipe e indulto del toro. Por Juan Belmonte esquina con Bombita camina Juan Robles. El empresario de Villalba del Alcor, marqués oficioso de Placentines, va solo y busca la caseta La Pareja, que así se llama la de la Guardia Civil.

En Chicuelo esquina con Juan Belmonte se escribe una página singular de la Feria. Los hijos de los fundadores de la caseta Wifredo er Belloso celebran los 75 años de su creación. Hay una foto de los cuatro pioneros: Federico Montero, Rafael Domínguez, Francisco Piñero y Pepín Chacón, que a sus 96 años es el único que vive. Eligieron desde el primer momento el nombre de Wifredo er Belloso, lo que llamó la atención de no pocos catalanes atraídos por un personaje que vivió entre los años 840 y 878 y que fue investido conde de Urgen por Carlos el Calvo, rey de Francia y emperador carolingio.

Elegancia sobre el caballo. Elegancia sobre el caballo.

Elegancia sobre el caballo. / Belén Vargas

"Un día vino Susanna Griso, periodista catalana, para entrevistar a mi padre", cuenta Juan Domínguez, hijo de uno de los fundadores. En la caseta está su viuda, Luisa Tamariz-Martel. Hay varios socios de segunda generación: Santiago López, fiscal, "yo me hice socio cuando aprobé las oposiciones"; Federico Quintero, hijo del socio del mismo nombre; Juan y Marian Domínguez; Carlos Vallejo, cuyo padre, Francisco Vallejo, tenía una empresa de toldos que trabajaba para muchas casetas. "La nuestra fue la última con lana de algodón".

La puerta del servicio de caballeros pone Wifredo y la de señoras Winidilda, que era el nombre de su esposa, condesa de Barcelona. "Por lo visto, eligieron ese nombre porque fue el último que mantuvo el derecho de pernada", dice Santiago López. Todavía se conserva la pañoleta que hizo el pintor Abelafia, aunque se perdieron los retratos de Wifredo que adornaban la caseta del Prado. En la de Los Remedios hay sendos cuadros pintados por Jean-Paul Goujon, francés de Burdeos, sevillano adoptivo, premio Goncourt, socio con su esposa de la caseta. En parte compatriota de Wifredo, ya que las pretensiones secesionistas de éste le llevaron a independizarse del reino franco.

"Los amigos eran nuestros padres, unidos por las milicias y por estudios de Química, lo curioso es que sigamos sus hijos. A ellos nunca los vimos bailar", dice el hijo de Rafael López, farmacéutico. En el Prado ya no hay Feria, pero ayer, Lunes de Feria, se produjo la declaración de Manuel Chaves en el juicio de los ERE.

El paseo bajo los farolillos recuerda al microclima de la Expo. El paseo bajo los farolillos recuerda al microclima de la Expo.

El paseo bajo los farolillos recuerda al microclima de la Expo. / josé ángel garcía

Día de recepciones. Beltrán Pérez sabe que la Feria del 19 será muy distinta. En puertas de la campaña de las municipales, que se celebrarán el 26 de mayo, justo un año después de la final de la Champions en Kiev. El candidato del PP apuesta por un Madrid-Liverpool. José Castro, presidente del Sevilla, sale de la caseta de la Cope. Sus futbolistas están encerrados como cartujos. Susana Díaz es atendida por Carlos Herrera y su equipo de la calle Rioja.

La Feria atrapa al que la visita. Iain Anderson, australiano de Adelaida, acaba de aterrizar en Sevilla como consejero delegado de Cobre Las Cruces. Su anterior destino fue Turquía. El periodista y profesor de la Facultad José Álvarez Marcos está con sus dos nietos vestidos de corto. Tienen cinco y dos años y vienen de Oregón, hijos de un sevillano que nació en Logroño y de una americana de Indianápolis, donde aquél trabaja de bombero.

La barba de Wifredo llama la atención de los paseantes. El tutelado de Carlos el Calvo. La caseta se va animando. Prepara el equipo José Mari, hombre-orquesta. Empezará con sevillanas y después seguirá su repertorio por Raphael, Camilo Sesto y, si hace falta, Gabinete Caligari.

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