Feria de Abril

Presupuestos Participativos

  • Real mágico entre García (el Espartero) y Márquez, Pascual El fin de semana simboliza el relevo de turnos en la Feria El abril sevillano se hizo mayo francés por los imperativos y caprichos del calendario

RICHARD Lester debió inspirarse en los FSC (Feriantes Sin Caseta) cuando puso a Buster Keaton a dar vueltas por la Ciudad Eterna en Golfus de Roma. Vueltas y más vueltas. De pronto, aparece un oasis. En la caseta Los 12 Amigos hay una mesa con doce comensales. La salud de los brindis está asegurada porque hay dos médicos en la reunión: los doctores Alfredo Cortés y Carlos Pacheco, odontólogo. Pero la animación y la batuta de las comandas corre a cargo de las hermanas Carmen y Teresa Román. La Feria es la ciudad de las mujeres. El singular femenino de Sevilla que recreó en sus poemas el cónsul Joao Cabral de Melo Neto.

Llega el fin de semana en unos tiempos que suenan a fin de época, a milenarismo de pitiminí. Todavía se puede oír música en directo. En alguna caseta se oyen las sevillanas de Muñoz y Pabón, ¡Tiempo, Detente! que son un clásico en la misa de romeros de la aldea del Rocío. El calor le da al real un ambiente de Ajolí. Las mujeres lucen la Feria mucho mejor que los hombres. Uno lleva una camiseta con la leyenda Presupuestos Participativos (Lo Dicho, Hecho).

Hace quince años, la temporada taurina de 1999 la abrieron Curro, Espartaco y José Tomás. Los festejos de la última Feria de Soledad Becerril, con cartel de Fernando Botero, se pueden ver en el escaparate de Marcelo Culasso en la calle Feria. Uno de los dos toreros que ha abierto la temporada de este año, Manuel Escribano, veía su propia foto, con la firma de Arjona, en la caseta de Miguel Gallardo. Al gladiador de Gerena lo acompañaba su hermano Julio Escribano, que es más futbolero que taurino.

En una analogía taurina, la suma de Curro, Espartaco y José Tomás daría como resultado Mario Vargas Llosa. El peruano que obtuvo el Nobel el año del gol de Iniesta estuvo ayer en los toros. Si el público le da categoría a la fiesta, el listón está bien alto. Vaya una lágrima furtiva para otro cartel del 99: los oros de Niurka Montalvo y Reyes Estévez y la plata del saltador Yago Lamela.

El real de la Feria es un mágico Macondo que delimita entre García y Márquez. Entre Manuel García El Espartero -el 27 de abril se cumplieron 120 años de su mortal cogida- y Pascual Márquez. Hay hombres que sí superarían la prueba de la elegancia, como los quince caballistas de El Viso del Alcor que hacen un alto en el camino. Sólo hay abrevaderos para los jinetes. Los caballos vinieron en camiones desde esta cantera de albero y de andalucistas como Diego de los Santos.

Si la música en directo le da categoría a la caseta, hay una zona de concentración. Grupos a viva voz, nada de megafonía en La Ventilá y la caseta adyacente. Vecinas de La Pareja, que no es de baile, sino que se refiere a la Guardia Civil. No tiene música en directo, pero deberían tocar Los Módulos, por los ocho que acumula la Benemérita. En La Ventilá comparten tertulia tres ex concejales del PP: Felipe Rodríguez Melgarejo, propietario de la discoteca Holyday, José Luis Montoya, ex munícipe, saetero, crítico flamenco y entrenador de atletismo, y Jaime Raynaud, arquitecto técnico, el hombre que pudo reinar en el sueño de Kipling de la derecha española. Desde fuera, no daba la sensación de que estuvieran hablando de las europeas.

El mal gusto encuentra su espacio en el real como la incomodidad hallaba su asiento en la celda de Sierpes donde estuvo preso Cervantes. Las Lolitas con la maceta de rebujito por la calle, los don Guido hablando por el móvil en el coche de caballos. Ampliarán o no el dragado, pero la Toñi y la Malena ya están bailando en la caseta de la Autoridad Portuaria. Por cada persona que baila, hay cuatro haciendo fotos. La transición del Realito al Reality, cuando la Feria, en cierta forma la continuación de la Semana Santa por otros medios, es una demostración de fe civil donde no hace falta ver para creer. Hace falta mirar, eso sí, porque es un auténtico espectáculo. Lo superlativo del invento digiere lo cutre y condona las deudas de la banalidad. En esos términos, siempre hay superavit.

Especial Prado. Este autobús es un viaje a la nostalgia. En el muelle de las Delicias, están anclados los yates Lady Marina y Azteca. Dicen que Sevilla está llena de mexicanos. Relevo de huestes. Colas en el Circo Mundial, fiel a la cita con sus leales. Dos francesas piden sendos merengues en la cafetería Asunción, en la calle del mismo nombre, desde la que se ve el vaivén procesional de quienes buscan la portada, donde Antonio les da la Bienvenida.

La chiquilla nació el 4 de marzo y se estrena en la Feria. A su padre y a su abuelo se les cae la baba. La han vestido para la ocasión. Está en la gloria. Siete días de Gloria, se llama una de las casetas del real.

Angelita reina en el número 12 de la calle Costillares, cerca del lugar que ocupó la caseta de la Esmeralda. Junto a Los Cordiales, se improvisa una tertulia en torno a Luis Miguel Martín Rubio. "Mi Luismi", dice uno de los interlocutores. Él también le da unas cuantas vueltas a la Feria, pero pertenece a FCC (Feriantes Con Caseta, además de Fomento de Construcciones y Contratas).

Reyes ha vuelto a la Feria siete años después. La ve muy cambiada. Está con sus dos hijas mayores y las dos nietas. La hija pequeña está de vigilia. El abril sevillano se viste de mayo francés en la toma de la manzanilla. "¿Habéis probado el pisto casero?". A ciertas horas, uno prueba hasta el visitante, pero la pregunta es muy oportuna. Es menester el equilibrio entre la Encomienda y la Embebienda, ajustado título de la caseta de los americanistas.

Primer día de campaña en las europeas. ¿Es la Feria galeón o patera, americana o africana? La cofundó un Ybarra de las navieras, senda de los ocho apellidos vascos. Con caseta en el real, a diferencia de Narciso Bonaplata, que está inédito. Llega el crepúsculo y se evaporan los cuadrúpedos. La Feria de la bonanza (y el Virginiano) acoge a los vampiros. La noche sin fin, nunca es tarde. Se llena el recinto de Feriantes Sin Caseta que encuentran asilo en las de los distritos. Con música en directo y precios populares.

Buster Keaton ya le ha dado quince vueltas a la Feria, incluida la calle del infierno. Se desgañitan los de la tómbola. Qué alegría, qué alboroto, qué morriña del perrito piloto.

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