UNA Sevilla con cielo amarillo. Raro, atípico, extraño. Había quien no lo veía del todo claro mientras José de Castro pintaba el mural de Los Cariñosos, una caseta de la calle Joselito el Gallo que este año celebra su 40 aniversario. "Cuando lo estaba pintando la gente que lo veía se mostraba un poco reacia o con dudas. Yo les decía que esperaran a que estuviera terminado", explica el autor de la pintura. Al final, todos los socios de la caseta se han mostrado muy contentos con el resultado.

Los tonos amarillos y ocres, tan poco propios de Sevilla, han sido al final la clave del éxito. El pintor sabía que la finalidad de su obra era que destacara en el interior, especialmente de noche. Y lo ha conseguido. Sevilla aparece representada desde el río y por la panorámica aparecen los principales monumentos de la ciudad. Detrás del puente de Triana, que recorre el mural, se muestran la iglesia del Salvador, la Maestranza, la Catedral y hasta el edificio de Aníbal González en la Avenida de la Constitución, el de la esquina de Filella. La Giralda aparece en un plano más secundario, pero rompe la perspectiva un Giraldillo gris en la parte derecha del cuadro.

El amarillo está presente en todo el mural, en el río, en el cielo. Su tiranía cromática sólo es rota por el gris del Giraldillo y por una gitana que baila ante  una tela roja y blanca, que en el otro extremo de la pintura, dota de profundidad la escena. José de Castro tenía la idea en su cabeza desde el verano. "Los socios de la caseta me pidieron que hiciera algo especial para celebrar el 40 aniversario. Mi padre perteneció a esta caseta y en cierta manera también supone un homenaje para él", apunta el autor del mural.

La obra preside el escenario de la caseta, de ahí que sea el centro de las miradas de los visitantes a la misma. De noche el amarillo adquiere una viveza especial.