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Feria de Abril

Por la puerta grande

  • Los coches pasearon por la Feria, por primera vez en todas su ediciones

  • El embajador ruso inauguró el desfile junto a Fabiola Martínez, madrina de honor

Vista panorámica del coso donde pasean los carruajes y los cocheros exhiben sus dotes ecuestres.

Vista panorámica del coso donde pasean los carruajes y los cocheros exhiben sus dotes ecuestres. / reportaje gráfico: m. j. lópez

Para todo hay una primera vez. A pesar de que las tradiciones estén más que instauradas y parezcan inamovibles, la XXXII Exhibición de Enganches en la Real Maestranza de Caballería de ayer estuvo marcada por la novedad. Hasta el año pasado -antes de que se sometiera a referéndum el día en el que debía comenzar la Feria- los carruajes paseaban por la ciudad una vez terminada la exhibición. Primer día de Feria, este año los enganches marcharon hacia el real para entrar por la portada y recorrer el recinto ferial. Consecuencia de ello también fue que en esta edición no participara ningún coche de punto; al ser el primer día de Feria se encontraban en el real ofreciendo servicio a ciudadanos y turistas. Novedosa también la presencia de ponis, recuperados después de muchos años, y la participación de un coche de servicio: el de Cruzcampo.

Aunque amaneció soleado, las nubes no tardaron en aparecer. Pero ni ellas ni el desapacible viento pudieron deslucir la exhibición. A las doce en punto, el escuadrón de la Policía Nacional, portadores de las banderas de Andalucía, España y Rusia (país invitado de esta edición), entraron en el albero acompañando a a los dos carruajes de protocolo en los que iban los invitados de honor. Enfundada en un elegante vestido rojo y con una mantilla colocada por el diseñador y estilista Enrique Rodríguez Hidalgo, la madrina de honor, Fabiola Martínez, salió a la plaza montada en una carretela Binder del siglo XIX con caballos de pura raza española a la calesera. Acompañado de su esposa, el embajador de Rusia en España, Yuri P. Korchagin, desfiló por el albero a bordo de un landau con cuarta a la inglesa, propiedad de Jesús Contreras Ramos, presidente del Real Club de Enganches de Andalucía. Tras su paseo por el albero y después de que sonaran los himnos de España, Andalucía y Rusia, un cuarteto de la Orquesta Sinfónica Chaikowsky, de Moscú, interpretó La Habanera de Bizet mientras Pasqualle Beretta, ataviado con la indumentaria típica de la Rusia del siglo XIX, dio cuenta de sus dotes ecuestres en un carruaje sulky a la limonera y guarnicionería a la inglesa.

El Trofeo a la Mejor Mantilla Española fue para Rocío Caro Ferrand

Comenzando la exhibición: el coche de servicio de Cruzcampo, que suscitó mucho interés por parte del público. Acompañando al carruaje, limoneras, troncos y cuartas sobre las que paseaban mujeres ataviadas con mantilla y niñas vestidas de flamenca. A destacar el sombrero de los cocheros, quienes, en el caso de ser propietarios del carruaje, podían elegir la tipología por realizarse la exhibición durante la Feria.

A pesar de las novedades, la tradición es la que es y hay cosas que nunca cambian. Ramón Moreno de los Ríos, vicepresidente del Real Club de Enganches, vio desde la grada pasear uno de sus carruajes con sus nietas montadas. Cristina Muñoz Osuna, que guía desde los 7 años, ayer lo hizo en una limonera con sus cuatro hijos a bordo; costumbres familiares que pasan de padres a hijos. Manuel Ortiz, de sólo ocho años, no entiende de juguetes y sólo quiere caballos. Es hijo del ganadero Ricardo Ortiz y ayer participó en la exhibición llevando su propia limonera.

Con un público al que poco importó que las temperaturas se asemejaran más a las de un día de otoño que a uno de primavera, a los cocheros les resultaba complicado abandonar el albero. Ante sus recreaciones, desde el jurado instaron en varias ocasiones a abandonar el coso, tarea difícil cuando lo que se luce es historia viva de la ciudad. También maestría, como se observó en la séptima y última tanda, en la que cada cochero guió a cinco caballos (en tándem) en carruajes divididos en la modalidad de medias potencias y en la de cinco a la larga.

Si el país invitado fue Rusia y la madrina de honor venezolana, el círculo de la interculturalidad lo cerró México, hermanado con la ciudad y con el que España mantiene relaciones diplomáticas desde hace 40 años. En homenaje a esas cuatro décadas, cerró la exhibición un espectáculo de los Charros de Pedregal. Engalanados con sus trajes regionales, mostraron al público la destreza de sus amazonas y las habilidades ecuestres de sus charros.

Con la participación de 80 carruajes, 77 en concurso y tres de exhibición, el Trofeo a la Mejor Calesera fue para la yeguada Bionest, con Jesús Soltero Contreras como cochero; el Trofeo Pepe Morales Romero recayó en la yeguada Andic, con Daniel Pineda Andic como cochero; ganadora del concurso del sábado, Elisabeth Planas Cano obtuvo ayer el Trofeo al Mejor Cochero Amateur y el premio al Mejor Cochero Profesional fue para Javier Silva Laguna. Simbiosis perfecta la de los enganches y la mantilla, también hubo premio para la que mejor la luciera. Rocío Caro Ferrand se convirtió en la Mejor Mantilla Española de la XXXII Exhibición de Enganches.

Terminada la exhibición, con o sin premio, propietario o cochero, los carruajes marcharon hacia la Feria para, por primera vez, entrar en el real por la puerta grande.

XXXII Exhibición de enganches

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