Punto de vista

antoni0 Sempere

Mucho corazón

EL corazón del cartel se ajusta como un guante al evento que representa. Hay mucho corazón en el Festival de Málaga. El contenedor que nos reúne aglutina muchos afectos. Por eso harían bien quieres traigan una mala bilis o estén estreñidos por lo que sea, en mantenerse alejados de sus instalaciones, de sus sedes y sus entretelas. Ahora toca festejar. Celebrar el cine español y el cine en español, un proyecto más que pertinente en un Festival cuyo epicentro se llama Teatro Cervantes y arrancó, con muy buen humor, conmemorando su 400 aniversario.

Hay mucho corazón en Málaga. Y si no que me lo pregunten a mí. A la estación María Zambrano salió a recibirme a pie de andén mi amigo Germán Aparicio, en la actualidad enfrascado en escribir los guiones de los capítulos de la serie Centro médico de La 1, que tras la buena acogida ha sido prorrogada por lo menos hasta final de año. Nos unieron los talleres de Crítica y de Guión. Debe hacer mucho tiempo porque recuerdo perfectamente que en aquella época la gente hablaba mucho, se relacionaba, porque no habían llegado todavía esos aparatos a los que ahora todo el mundo se dedica a mirar y teclear, incluso dentro del cine y el teatro.

Germán, hombre de corazón grande y bonhomía difícil de superar, de quien no supe hasta varios años después de conocerle que era hijo de Pedro Aparicio, quien fuera alcalde de Málaga entre 1979 y 1995. Alcalde tan querido y apreciado por todos que mereció, entre otros gestos, uno tan precioso como el que llevó a cabo el primer edil actual, Francisco de la Torre, bautizando con su nombre al Centro Cultural Activo que hace poco se inauguró en los bajos del Teatro Cervantes y que pretende ser un centro de estudio e investigación imprescindible para todo aquel que quiera indagar en el pasado del coliseo, de la vida cultural de la ciudad.

Ni que decir tiene que esa sala, desde hace casi dos décadas, me trae infinitos recuerdos relacionados con la zona de prensa del Festival, que pronto descendió desde la segunda planta hasta allí, a finales de los noventa.

Hay mucho corazón en este Festival de Málaga. Y sería una verdadera pena desaprovechar la ocasión de comprobarlo. El debate, la discusión y el contraste de pareceres también caben. Pero sin acritud. Que estamos en el paraíso, por si alguien no se ha enterado.

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