Crítica 'Callback'

El mal sueño americano

callback. España, 2015. Dirección: Carles Torras. Guión: Carles Torras, Martín Bacigalupo. Intérpretes: Martín Bacigalupo, Lili Stein, Larry Fessenden, Timothy Gibbs. Fotografía: Juan Sebastián Vásquez.

En aquella joya vespertina de RNE que era Asuntos propios, el locutor sueco Tom Kallene contó una vez que, durante los años que vivió en Estados Unidos, había percibido algo parecido a una cierta presión social proclive al consumismo y el éxito. Algo casi impalpable, tan sibilino como aparentemente innato. Un aire de sospecha social hacia aquel que, desde la clase media, no optaba por permitirse el último modelo de iPhone o renovar el turismo con cierta frecuencia. Una norma no escrita por la que si el éxito no te llegaba, es que algo habrías hecho mal.

Este peaje competitivo del sueño americano parece vertebrar la frustración de Larry (Martin Bacigalupo), mozo de mudanzas con aspiraciones de actor, al sentir que no alcanza la cima esperada de un big man de Nueva York. "Nadie dijo que conseguir la grandeza sería fácil", le receta el pastor evangélico a un hombre que en todos los ámbitos (pareja, trabajo, religión) trata de llegar al nivel y en todas resulta irrelevante. Un loser sobrexigido por todo lo que admira, comandado (y rodeado) por los dogmas publicitarios. Que no duda en denostar a los mendigos con los que se cruza, en un síntoma inequívoco de proyección de sí mismo que le conduce al desaliento y una progresiva separación de la realidad.

Torras ahonda con buen pulso en el camino iniciado con Open 24H (presentada también en el Festival de Málaga en 2011), y rueda con enorme criterio una historia compleja, que cruza con éxito Las horas del día (Jaime Rosales, 2003) con El asesinato de Richard Nixon (Niels Mueller, 2004); y que cuenta con un guión particularmente afinado, con subtramas muy pulidas -en particular, la que une al protagonista con Alexandra (Lili Stein)-, que desembocan en un final inevitable.

Para cuando Larry recibe una buena noticia en el ámbito profesional, el proceso recorrido hasta entonces ya parece no tener vuelta atrás. "Es fácil ir por el camino equivocado", declama el pastor. "It's up to you, New York, New York", que dijo aquel. Pues más o menos.

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