Encerrona

Si algo viene definiendo al actual equipo de nuestra Rectora es su diálogo. Hay cauces establecidos y variados

La encerrona era la última prueba que los opositores a profesores de enseñanza media tenían que superar. Allí estaba el opositor con sus materiales y libros, encerrado en un aula, despacho o habitación que le proporcionaba el tribunal y durante un tiempo determinado por el sistema de oposición se preparaba el tema que le hubiera salido por sorteo. Aquel privilegiado por haber llegado hasta el último nivel de las oposiciones no disponía de ordenadores, ni de redes wifi, ni de aulas con calefacción o aire acondicionado. Aquel (o aquella) debía dirigirse con sumo respeto al tribunal, al igual que lo había hecho durante todos sus estudios a sus profesores. Ni por asomo los tuteaba salvo que quisiera ganarse, como mínimo una sonora bronca o un simple suspenso hasta septiembre (o más allá). Esos privilegiados de antaño no tenían posibilidades de evaluación única, ni convocatorias anticipadas por diversas razones justificables, ni exámenes de mañana o tarde, ni becas Erasmus para estudiar en algún país más allá de los Pirineos. Aquellos afortunados por no tener no tenían ni casi voz en los órganos de representación de las universidades donde habían estudiado.

Yo me formé en una universidad que ya estaba abierta a la democracia y donde los estudiantes teníamos voz y se nos respetaba como debía ser pues sin ellos (sin nosotros) la institución no tiene sentido. Pero me parece que soy lo bastante viejo como para no entender que un mínimo grupo de estudiantes ocupe y se encierre en unas instalaciones universitarias por muy justas y razonables que sean sus reivindicaciones. No seré yo quien deje de criticar a mi querida UGR cuando algo me parezca mejorable. Y lo hay y lo he puesto en negro sobre blanco; empero si algo viene definiendo al actual equipo de nuestra Rectora es su diálogo. Diálogo por los cauces establecidos, los hay y variados.

Aquellos privilegiados de las viejas encerronas y algunos más jóvenes nos asombramos de estos encierres de ahora. Con calefacción, aire acondicionado, wifi, tablets, convocatorias múltiples, Erasmus, profes colegas y enrollados, apuntes en la nube y huelgas cada cinco semanas, así yo también me apunto a cualquier encerrona. Y pido que desde el 31 de marzo el "tranvía-metropolitano" sea gratis para todos los universitarios. Y además me quejo que los estudiantes del Campus de Cartuja están discriminados injustificablemente y no pueden subir a su Campus en tan maravillosa infraestructura de transporte. Vale.

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