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Elecciones

Las generales más inciertas

  • Arranca la campaña del 9-M con la igualdad de fuerzas entre Zapatero y Rajoy como atractivo · PSOE y PP recurren a estrategias antagónicas para movilizar al electorado con un nexo común: la economía

La campaña electoral más incierta desplegó ayer sus alas y echó a volar. Despegó formalmente, porque la carrera hacia la Moncloa hace ya tiempo que arrancó. Los últimos sondeos electorales, que proyectan una igualdad de fuerzas entre PSOE y PP hasta ahora inédita, han colocado a José Luis Rodríguez Zapatero y a Mariano Rajoy codo con codo en la línea de salida. Éste es uno de los muchos atractivos que confluirán en una reñida campaña que también recupera los debates en televisión, una práctica, casi, de la prehistoria política. Para movilizar al electorado y especialmente al votante perezoso, particularidad que castiga principalmente al PSOE, los dos bandos recurrirán a estrategias opuestas con un nexo común: la economía.

El freno económico, el nubarrón bursátil, la subida incesante de los precios y del paro son ya una constante en los discursos de Zapatero y Rajoy. Lo ajustado del resultado electoral entre los dos contendientes devendrá también en el habitual intercambio de gruesos mensajes, un recurso que se reproduce con especial virulencia en cada convocatoria electoral y que no resulta novedoso en una legislatura dominada por un insólito nivel de crispación.

Con Zapatero a la cabeza, los socialistas han virado en las últimas fechas su estrategia y han optado por elevar el tono de sus alocuciones comulgando con la máxima del presidente de avivar la “tensión”, en los límites de la descalificación. La maniobra del PSOE por desperezar al amplio espectro socialista de remolones votantes se completa con anuncios que persiguen causar un gran impacto social, como la paga de 400 euros. Promesas de este calibre sobrevolarán los mitines de Zapatero los 15 días de campaña.

Los populares centrarán su estrategia en la economía y en “las mentiras” de Zapatero sobre la negociación con ETA, que han vuelto a rescatar en sus intervenciones. Su apuesta netamente económica conecta con la incorporación a filas del bisoño Manuel Pizarro, fichaje estelar del PP que tendrá un acentuado protagonismo en la campaña con el que los populares buscarán fijar en el imaginario colectivo el frenazo económico. Ayer dio un primer paso en el pulso televisivo con el número dos del PSOE Pedro Solbes. En contraste con el tono elevado de Zapatero, casi crispado, el PP apuesta por la moderación.

Otro de los elementos adicionales de movilización serán los dos cara a cara entre Zapatero y Rajoy que los expertos, en cambio, no consideran clave dado que “el 90 por ciento tiene ya decidida su papeleta”. Sí creen crucial el voto oculto, desapercibido para la mayoría de analistas. El mayor complejo del votante del PP a revelar sus siglas en los sondeos, especialmente en territorios como el País Vasco y Cataluña, puede distorsionar muchas de las encuestas, aunque no hay cifras al respecto.

La campaña se antoja, pues, reñida y de ello da fe también la potenciación de innovadores reclamos electorales como el alud de vídeos y los eslóganes, con el que los partidos pretenden humanizar a sus aspirantes: Zapatero y su ceja y la “cabeza y corazón” de Rajoy. Conscientes de que los nacionalistas tendrá nuevamente la llave, PP y PSOE buscan alcanzar la meta con una ventaja que les conceda la máxima autonomía para elegir so cios. Serán 15 días de batalla sin tregua.

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