La familia Borbón-Urdangarín se ha instalado ya en los Estados Unidos, en concreto en Washington, donde como anunciaron unos meses fijarán su residencia por tiempo indefinido por motivos del trabajo de don Iñaki Urdangarín. Las últimas semanas las han pasado junto a familiares y amigos disfrutando de sus vacaciones estivales en Palma de Mallorca, destino usual en verano de toda la familia real. Pero, debido a que allí el curso escolar comienza antes, el pasado martes tuvieron que decir adiós al calor y a la playa y ponerse rumbo a su nuevo hogar.

Los duques de Palma han tomado la decisión de mudarse a la capital de Estados Unidos después de que Iñaki Urdangarín aceptara una oferta de Telefónica para ser consejero de la compañía en ese país y Latinoamérica, y presidente de la comisión de Asuntos Públicos de la filial.

Urdangarín fue nombrado consejero de Telefónica Internacional en junio del 2006 y, desde entonces, se ha visto obligado a separarse de su familia en varias ocasiones para atender sus compromisos laborales en América. Y tras valorar los pros y los contras, doña Cristina y don Iñaki han decidido que lo mejor en esta situación es trasladarse a EEUU, donde residirán un mínimo de dos años, aunque podrían prolongar su estancia más tiempo. Los duques de Palma consultaron en su día sus planes con el Rey, quien les dio su autorización.

Bien es cierto que la Casa del Rey no había confirmado la fecha en que se produciría la mudanza. La revista ¡Hola!, que salió publicada el miércoles, ha sido la que ha adelantado la noticia. En un amplio reportaje da cuenta de las últimas actividades de la familia Urdangarín antes de marcharse y del adiós de la reina doña Sofía a sus nietos Juan, Pablo, Miguel e Irene, los cuatro hijos de la infanta Cristina.

Los Urdangarín se han despedido así de sus habituales días de relax en la isla balear para enfrentarse a un cambio de residencia y de vida después de 20 años residiendo en Barcelona.

Antes de partir rumbo a Washington, los cuatro hijos de los Duques de Palma pasaron una divertida tarde con su abuela doña Sofía en el parque acuático Marineland. Después se pudo ver a los niños despidiéndose de la reina, quien les dispensó gestos de mucho cariño, e incluso la pequeña Irene no pudo contener las lágrimas.