Pasarela

"Ambiciono llevar la mochila cargada cuando toque irme del mundo"

  • En plena gira y promoción de 'A las buenas y a las malas', su nuevo disco, esta isleña nacida en Lanzarote sigue enarbolando la música como infalible bandera de su vida

Rosana no sólo es millonaria en ventas de discos -más de seis millones en total a lo largo de su carrera-, sino, sobre todo, en sonrisas. Así, revestida de una especial aura de "buena gente", la artista recorre España durante unos meses previos a la conquista de mercados como el alemán o el ruso. Es parte del futuro que le depara a una mujer a la que conocemos desde que, en 1996, convirtiera su Lunas rotas -que incluía temas como El talismán-, en un álbum de diamante en menos de dos años. Ahora, más cerca del sonido eléctrico con sus nuevas canciones, evoluciona manteniendo la misma base como cantautora de las pequeñas cosas de la vida.

-Son las once y media de la mañana… ¿No es hora para que las estrellas duerman?

-Bueno, será que no soy una estrella (risas)… Es buen momento para quien, como yo, prefiere aprovechar el día. Aunque no haya algo concreto que hacer, así tengo más tiempo para dedicarme a nada… (risas).

-Entonces rompe la imagen de la típica bohemia que se acuesta tardísimo y se despierta igual de tarde, ¿verdad?

-Verás, en todo caso seré la "típica bohemia que se levanta temprano" (risas)…

-¿Y cómo lo lleva? ¿Cuáles son sus planes más inmediatos?

-Pues un poco de todo. Actuaciones y dar a conocer un trabajo que salió hace tres meses y que, para como está el mercado, va como una moto. El público se marcha de los espectáculos sonriendo y ése es el mejor resultado.

-Aunque haya dado un pequeño paso en su estilo, la guitarra continúa como compañera inseparable suya… ¿Cómo es la relación con este instrumento?

-Es una perfecta prolongación mía. Genera un movimiento especial por dentro, algo que es capaz de moverte emociones distintas. Depende de cómo le rasques las tripas.

-Ambas están juntas desde antes de que, hace algo más de una década, Rosana se alzara como un fenómeno. No obstante, usted no era ninguna niña cuando eso pasó…

-Afortunadamente tenía 31 años. Si aquello me hubiera venido con 20, hoy estaría dedicándome a otra cosa.

-¿Le ha condicionado aquel triunfo a la hora de seguir componiendo y, tal vez, querer estar a la altura de aquellos principios?

-En absoluto. Ninguno de mis cinco discos tienen nada que ver uno con otro. Existe una base común pero, si los escuchas, no están relacionados. No he ido buscando repetirme ni voy intentando repetir éxitos ni fracasos. En todo caso he intentado ir dando lo mejor que tengo.

-En el caso de A las buenas y a las malas, ¿refleja su estado actual?

-Sí, claro. Constituye una necesidad imperiosa de decir lo que siento y pienso. Es informativo del mundo tal y como yo lo veo pero sin moraleja, reflejando lo que hay a nivel emotivo. Aún quedan muchas sonrisas en el mundo…

-¿Predica usted con el ejemplo? Porque dicen que, por ejemplo los payasos, hacen reír pero, en el fondo, son seres bastantes melancólicos…

-No es mi ejemplo. ¡Mis ojos no son nada tristes! (risas). Es una forma de vida, de ser, tal vez algo congénito. Me considero bastante transparente y creo mucho en lo que soy.

-Háblenos de esa Rosana a nivel personal. ¿Qué aficiones le gustan fuera de los escenarios?

-Me encanta el deporte. Cualquier excusa que me deje correr un poquito, me apasiona. El surf, la raqueta, la playa… Mi familia y mis amigos también son otras de mis pasiones. Les dedico poco tiempo y me ayudan mucho a recargarme las pilas…

-¿Se considera una persona ambiciosa?

-Bueno, nadie negará que, ejerciendo su actividad, prefiere conseguir más pero yo deseo saborear cada instante. En todo caso, ambiciono llevar la mochila cargada cuando toque irme del mundo.

-¿Le han comentado que le pega ser mamá?

-¿Tú crees? (risas). Tengo muchos sobrinos aunque no es lo mismo que niños de forma estable. Eso es una gran responsabilidad más allá de poseer alguien que se te parezca y que dejes en herencia al planeta. Sea como sea, determinadas profesiones te ponen más difícil la maternidad.

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