Aquí ha habido un problema de control de la información y de sacar ideas fuera de contexto.
Cualquier cosa que hubiera pronunciado doña Sofía, una reina más de gestos que de palabras, habría despertado suspicacias.
La Reina abrió su corazón ciudadano y ahora le han tapado la boca. En lugar de un libro de confesiones con Pilar Urbano debió brindar un perfil de fondo en un programa televisivo. Hubiera llegado a más gente, que era la intención de la Casa.
En esta época de apertura de veda sobre la familia real, cualquier cosa que digan o hagan será respondida re-públicamente con alusión a los gastos que nos ocasionan, como si ellos, que nos representan, nos sobraran.
Como si el resto de instituciones y cargos, desde concejales a embajadores, no figuraran en los presupuestos. Doña Sofía, con su cumpleaños redondo, tendió una mano al acercamiento. Habló, quiso opinar a pie de calle, nada más. Y los que están en los charcos ahora le salpican.
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