Su más reciente disco, Cometas por el cielo, ha sido una prueba más de que ni el paso del tiempo, ni la marcha de su anterior solista, ni la crisis musical pueden con ellos. Y es que Pablo, Álvaro, Xavi, Haritz y Leire, La Oreja de Van Gogh, es una banda con sus bases profesionales y personales bien asentadas.

-¿Siguen teniendo, a pesar de todo, manga ancha para encauzar su carrera?

-(LOVG) Por supuesto. Cuanto mejor te van las cosas, más posibilidad tienes para hacer lo que quieras. Nosotros contamos con la independencia que te da una compañía pequeña como la que montamos.

-¿En qué medida ha influido la presencia de Leire en esta última etapa?

-(LOVG) Pues nos ha dado la tranquilidad de sentir un público vivo y eso nos ha permitido tener menos prejuicios a la hora de componer. Conforme más seguro estás de ti mismo, menos te preocupa lo que digan fuera. El trabajo anterior lo hicimos sin cantante, reivindicando nuestra identidad. Ahora hemos hecho lo que hemos sentido. Somos como una persona ante diferentes situaciones pero la esencia se mantiene. Lo único malo fue la marcha de la anterior solista.

-¿Existen muchas diferencias entre ambas?

-(LOVG) No. Antes estaba Amaia y luego ha venido Leire. Ella es una chica que está feliz y contenta con lo que hace. Le ha quitado años al grupo y ha sido clave en la velocidad que hemos tomado.

-¿Cómo se sienten quince años después?

-(LOVG) En plena forma. Nos vemos fuertes y con ilusión. Es un lujo dedicarnos a esto y llegar a la gente con tanta contundencia.

-¿Sus seguidores son los mismos?

-(LOVG) Sí. Han crecido con nosotros. Lo que pasa es que ya tienen otros intereses, de personas que han cumplido los treinta y a los que les nacen esperanzas por el final del terrorismo, que no se asustan de una relación entre dos mujeres, que pierden un hijo… Entre nosotros hay sintonía.

-Parece, por sus palabras, que la crisis no va con ustedes…

-(LOVG) No es eso. La industria nos parece un poco cruel pero no entramos en esa guerra. La pasión por la música está en las mejores cotas de la historia. Es alucinante. Por ahí va el futuro y tenemos claro por dónde tirar.