Pasarela

Paños Mayores

  • En el museo londinense Victoria & Albert se inaugura 'Undressed: A brief history of underwear' con más de 200 piezas que repasan el curioso camino de la ropa interior.

El hallazgo de la momia de Tutankamón marcó un hito en la historia de la moda. Pero un hito en todo el esplendor de la palabra. En el ajuar funerario del faraón del siglo XIV antes de Cristo se encontraron los primeros calzoncillos de la historia. Claro está no de la forma en la que los conocemos hoy pero con similar utilidad, que es lo importante al fin y al cabo. Aunque Ötzi, el hombre de hielo, cubrió sus partes más sensibles con un taparrabos, que bien podría ser el tatarabuelo del slip típico de algodón, el primer vestigio de ropa interior coincide con la época del Antiguo Egipto en la que la moda íntima era incluso signo de distinción y estaba destinada al uso de los varones y algunas mujeres, las favoritas de la corte, prostitutas del alto standing en su mayoría. En los frescos egipcios es común ver a los retratados luciendo largos pañales blancos fabricados en lino, mientras que los más atrevidos (y menos calurosos) preferían calzones cortos elaborados con cuero de Nubia. El lino también era el material utilizado por los gladiadores romanos para no perder la dignidad. De hecho fueron ellos los que pusieron de moda la ropa interior en el Imperio Romano. Entonces se conocían como subligaculum los pañales que usaban los luchadores, y que luego se generalizarían con fines higiénicos. Como curiosidad, de aquí viene que la ropa interior tradicionalmente sea de color blanco. En épocas pasadas el lino era el material perfecto para elaborar este tipo de prendas debido a su funcionalidad ya que se podía hervir y además estaba al alcance de cualquiera.

A día de hoy se puede afirmar que la moda íntima o underwear vive su etapa más estelar. Los calzoncillos y las bragas atraviesan un dorado momento. Ahora se paga y mucho por moda de este tipo, cuya función era sólo la de esconder, proteger y ensalzar, sobre todo en los años de Enrique VIII que popularizó el suspensorio genital, una prenda que colocada estratégicamente mantenía el miembro viril en posición erecta; la epidemia de priapismo que asolaba las cortes. Una moda interior más anodina y menos libidinosa hasta que hicieron aparición Beckham, Rafael Nadal y Cristiano Ronaldo.

A lo largo de su historia, la moda íntima nunca ha perdido su carácter funcional aunque sí es cierto que ha experimentado una especie de sexualización gracias a firmas como La Perla o Victoria's Secret (ésta última con sujetadores valorados en varios millones de dólares) el negocio de enseñar que diseña ahora con objetivos más sofisticados y colores y materiales más arriesgados. Hasta el poco práctico látex se ha popularizado tras el hit pseudoerótico de Cincuenta sombras de Grey. Por así decirlo las marcas están explotando la revolución que supone crear prendas cada vez más apetecibles.

CUESTIÓN DE SEXO

Desde las épocas más clásicas la ropa interior favorecía a los hombres frente a las mujeres. El uso del calzón estaba muy extendido en la Edad Media entre ellos mientras que ellas usaban calzas o nada bajo la camisa o túnica larga que se ponían antes de enfundarse sus vestidos. Más tarde, en el XVIII, era común que las féminas de alta alcurnia guardaran sus paños mensuales en delicados cofres, muy refinados. Puede ser aquí donde la ropa interior, la pre-lencería, empezó a ocupar su nicho, altamente explotado posteriormente, dentro del mercado de la moda.

LA EXPOSICIÓN

Y es en este punto, en el siglo XVIII, en el que arranca la exposición que hoy se inaugura en el museo londinense Victoria & Albert: Undressed: A brief history of underwear, que se pondrá visitar en la capital británica hasta después del verano. La muestra hace un repaso, a través de 200 ejemplos, de la historia de la moda íntima. Más de tres siglos que han ido definiendo las cuestiones de género, sexo, moralidad, higiene y salud de cada época. La exposición pone en evidencia como las mujeres tomaron el control de este tipo de prendas, después de tantos años de estar al margen, con la popularización del corsé y la cintura de avispa alrededor de 1870 y el tight lacing (el más primitivo data del II antes de Cristo) en la Edad Moderna cuando se convirtió en un básico de la moda (y una maldición) por crear figuras a través del juego de volúmenes. El sostén como tal llegó en 1914 cuando Mary Phelps le quitó los alambres a su corsé porque se le veían a través del vestido descubriéndolo por casualidad. Los pantys, la prenda más fetichista con diferencia en el cajón de la lencería femenina, lo hicieron unos años más tarde, en 1953, cuando Boone tuvo la genial idea de coser unas medias liguero a una faja creando una sola pieza. Y los noventa fueron los del Wonderbra. Y así podríamos seguir ahondando en la historia de la ropa interior llena de curiosidades y anécdotas. También repleta de hitos, el último en el 2014 cuando se hicieron los primeros bóxer ignífugos con Nomax, el mismo material que se usa para los trajes de los astronautas. Hasta tiene un Día Mundial, el 5 de agosto, el Underwear Day, que reúne a miles de personas en paños menores.

Hoy la moda íntima, tanto la de ella como la de él, revela nuestra personalidad e influye en la actitud. Está para cada momento y de forma específica. El concepto underwear crece e incluso se enseña y reclama el sitio que siempre ha tenido, son palabras mayores.

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