Pasarela

En Suecia el amor no entiende de cuna

  • Un entrenador personal, un empresario y una modelo se cuelan en la casa real de los Bernadotte

Cuando Carlos Gustavo de Suecia dijo que se iba a casar con una plebeya a la que había conocido en los Juegos Olímpicos de Munich, aquella noticia no pilló a nadie por sorpresa. No era la primera vez que un Bernadotte renunciaba a sus derechos dinásticos por amor. Lo hicieron sus tíos Siguard y Carl Johan para poder casarse, respectivamente, con Erica Patzek y Elin Karstin, ambas ajenas a la realeza europea. También su tío Bertil tuvo que mantener su amor en secreto durante décadas para poder casarse con la modelo galesa que le había robado el corazón en un bar de Londres tras la Segunda Guerra Mundial.

Carlos Gustavo se limitó a seguir el ejemplo de sus mayores, aunque sus antepasados habían sido bastante estrictos a la hora de emparentar con otras casas reales europeas. Fue el actual rey quien marcó un punto de inflexión al llegar al trono ya que, para permitir su propia boda y la de su tío Bertil, que llevaba 30 años viviendo en secreto su amor, modernizó la ley para permitir que los herederos se casaran libremente. Con esta ley como telón de fondo, los tres hijos del actual monarca han tenido muy claro que el amor en Suecia no entiende de cuna. Por eso Victoria, la princesa heredera, no tuvo reparos en presentar a su entrenador personal, un chico tímido criado en un pequeño pueblo de pescadores y totalmente ajeno al protocolo y la vida de palacio, como su prometido. Aunque Carlos Gustavo hubiera preferido para ella cualquiera de los príncipes herederos europeos, tuvo que conformarse con aquella decisión que tanto se parecía a la que él tomó en 1972 .

Como Victoria, también los príncipes Carlos Felipe y Magdalena han emparentado con plebeyos. La menor de los Bernadotte eligió a Chris O'Neill tras romper con su anterior pareja por una infidelidad de éste cuando estaba a punto de pasar por el altar. En su caso, la princesa escogió a un chico de familia acomodada y relacionada con las finanzas que había conocido en Nueva York, aunque su hermano Carlos Felipe no fue tan elitista a la hora de escoger a su pareja. Llevaba casi diez años de relación con Emma Pernald, amiga de su hermana Magdalena, aunque lo echó todo por la borda cuando conoció a Sofía Hellqvist, una modelo que había posado ligera de ropa para una revista masculina y que había participado en un reality sueco para buscar pareja. Aquella relación hizo temblar los cimientos de la casa Bernadotte, que no veía con buenos ojos a aquella chica alegre y pizpireta que había robado el corazón del príncipe, aunque, una vez más en Suecia, el amor terminó por imponerse y terminó con una boda de cuento.

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