FERIA Toros en Sevilla hoy en directo | Morante, Castella y Rufo en la Maestranza

Industria y energía

Claves para ser competitivos en industria

Javier Targhetta

Consejero Delegado de Atlantic Copper

La industrialización ha sido un factor clave de desarrollo desde hace más de siglo y medio. Cuanto más industrializados son los países, o los territorios dentro de un mismo país, mejor funciona su economía. Valgan dos ejemplos: la tasa de paro más baja en España es la del País Vasco (13,5%) y la más alta, la de Andalucía (34,17%). En el País Vasco la industria aporta el 23% del PIB y los servicios el 63%, mientras que en Andalucía la industria aporta el 7% y los Servicios el 74%. Por otra parte, en Alemania el peso del sector industrial en el PIB es del 28%, en España está por debajo del 15%. En Alemania el paro está en el 5,6%, en España estamos en el 25%.

Por eso, además de garantizar el mantenimiento de la industria existente, hay que apostar por su crecimiento. No olvidemos que el objetivo marcado por la UE es que en 2020 el 20% del PIB sea industrial. Pero para que la industria crezca en España, incluso para que sobreviva la que ya tenemos, hay que hacer los deberes en cuatro factores clave para garantizar la competitividad, esa palabra que se ha convertido en el verdadero caballo de batalla en el escenario actual de una economía cada vez más globalizada. Estos factores son: unas políticas energéticas adecuadas, unas relaciones laborales equilibradas, el apoyo de las administraciones públicas y una apuesta firme por la innovación y desarrollo. Vayamos por partes.

Política energética. Un precio competitivo de la energía es esencial, en primer lugar, para mantener y reforzar nuestra capacidad exportadora. Ninguna solución económica será viable si España no consigue exportar cada vez más en mercados cada vez más abiertos.

No puede ser atractivo a inversores un país que es, según Eurostat, el de factura eléctrica más cara entre los países de industria potente, por encima de Francia, Reino Unido, Alemania, Suecia…. ¿Pero, por qué se encarece la factura eléctrica en España cuando no hay tanta diferencia en el coste del kilowatio hora? La respuesta está en lo que llamamos costes regulados, relacionados con la producción y el suministro de electricidad que el gobierno establece de forma reglamentaria. En la mayor parte de los países europeos los costes regulados no representan más del 11% del coste total de la factura eléctrica, mientras que en España llegan a representar hasta un 50% de ese coste.

Uno de los factores que más afecta a este sobrecoste de la parte regulada, es la política de apoyo a las energías renovables en los últimos años. Aunque no es el único factor, ha contribuido a generar una deuda de enorme volumen, lo que conocemos como déficit de tarifa, que supera los 24.000 millones de euros y no para de crecer.

Por supuesto hay que buscar una solución al déficit tarifario, pero sin que ello deteriore la competitividad de un sector exportador e intensivo en energía eléctrica como es la industria.

Necesitamos urgentemente un consenso sin apriorismos ideológicos; no se puede seguir ignorando que el peso de la parte regulada en cualquier precio final, y en la electricidad por supuesto, también tiene que resultar competitivo. Y de momento sucede justo lo contrario: para la gran industria, desde la liberalización en 2008, los costes regulados se han duplicado.

Mercado laboral. También en el terreno laboral hay factores que pueden ayudar a mejorar la competitividad. Son, en mi opinión tres: suavizar la rigidez de las relaciones laborales, simplificar las modalidades de contratación y potenciar el trabajo a tiempo parcial.

Según los datos del informe Doing Business, elaborado por el Banco Mundial, el mercado laboral español es uno de los más rígidos del mundo desarrollado y, por supuesto, de los países de la UE. España está en un valor de 56, uno de los más altos de Europa, mientras que países de economía y mercados más flexibles como Reino Unido alcanza valores de sólo 14.

Un segundo factor que podría ayudar a mejorar la relación laboral sería disponer de una única modalidad de contratación, en lugar de dos modalidades, indefinida y temporal. La estructura actual lleva a situaciones injustas en las que unos trabajadores están en cierta forma blindados mientras que otros están en precario.

Otro asunto importante, es el trabajo a tiempo parcial. Desde que comenzó la crisis en España se ha registrado un aumento progresivo de los contratos a tiempo parcial. Según la Encuesta de Población Activa (EPA), el aumento es del 30% desde 2007, sin que ello llegue a equipararnos a los países más desarrollados de Europa: la tasa actual de trabajo a tiempo parcial en España se sitúa en el 14,1%, muy alejado de la media europea.

Hay otras cuestiones como la posibilidad de que las empresas adapten sus costes en general y los laborales en particular a las necesidades coyunturales o a los cambios estructurales que se produzcan, que parecen haber sido relativamente resueltos por la reciente reforma laboral.

Apoyo de las administraciones públicas. El hecho de ser el industrial un sector tan intensivo en inversión lo hace extremadamente sensible a la visibilidad y la estabilidad a largo plazo. Es fácil entender que inversiones de cientos, cuando no miles, de millones de euros, requieren un largo periodo de maduración. Son inversiones que se hacen con vistas a veinte, treinta, cincuenta años. Por eso son extremadamente importantes algunos aspectos relacionados con la estabilidad, como la seguridad regulatoria en general. Según datos de la Federación Española de Industrias Químicas( Feique), cada cuatro días por término medio aparece una nueva norma que afecta a la industria química. Sin comentarios.

Lo mismo ocurre con la incertidumbre con el uso de suelos, concesiones, planes de ordenación urbana, etc. Si nos fijamos en Huelva o el Campo de Gibraltar, veremos que no es compatible recibir inversiones significativas y al mismo tiempo estar en una discusión permanente sobre plazos, permanencia, recuperación de zonas para otros usos distintos del industrial, etc.

Necesidad de innovación y desarrollo. Hemos hablado hasta ahora de factores de competitividad para los que la ayuda de las administraciones públicas es fundamental. Pero en lo que se refiere a conseguir una mayor transformación del conocimiento en PIB a través de la innovación y el desarrollo, hay también una gran parte de responsabilidad del propio sector industrial. 

En el corto plazo hay algunas amenazas pero también hay oportunidades. Entre las primeras, algo que no por esperado deja de ser relevante: en un par de años, España dejará de percibir fondos comunitarios y pasará a ser un contribuyente neto, lo cual afectará a los fondos públicos dedicados a I+D y, por supuesto, a las ayudas públicas destinadas a la I+D de la empresa privada. Como oportunidades, nos queda mucho por explorar y mejorar en la colaboración con las universidades que es donde está el verdadero potencial y la mejor fuente de materia gris. Por último, deberíamos ser imaginativos y descubrir vías para que las grandes empresas, las corporaciones, las multinacionales, colaborásemos con las muchas pymes de nuestro país en materia de I+D. 

Conclusiones. En la primera década de este siglo el mundo en general y nosotros en particular hemos sufrido los efectos del enorme crecimiento de algunos países asiáticos, sobre todo China, y en menor grado India. A título de ejemplo, China, sin materia prima para producir cobre, ha pasado de refinar 1,5 millones de toneladas de cobre en el año 2000 a más de 8 millones de toneladas en la actualidad.

En mi opinión, no va a tardar en aparecer una "nueva China" formada por países como Indonesia, Filipinas, Camboya, Laos, Tailandia, Vietnam, Pakistán, Oriente Medio…, con un potencial  de millones de personas dispuestas a mejorar su nivel de vida, haciendo lo único que pueden y saben hacer: trabajar duro, ser competitivos, exportar, y ser atractivos a posibles inversores…

¿Por qué no quedarnos con la parte positiva? Además de competidores, también son un mercado potencial extraordinario. Las claves para lograrlo he tratado de abordarlas en este texto. Créanme si les digo que para España, y sobre todo para Andalucía, el impulso industrial es una necesidad imperiosa. Innovar, trabajar con optimismo y con ilusión para exportar cuanto más mejor y para captar nuevos inversores, debe ser una prioridad.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios