Industria y energía

Renault apuesta por España

Alejandro Martín

Si hay un sector donde la negociación colectiva ha dado frutos es el de la industria del automóvil, que se ha erigido en un oasis en el desierto en el que se encuentra la economía española. Pese a que su mercado interno se encuentra anémico, España sigue siendo una potencia en la industria de la automoción gracias a las exportaciones. Es el sexto fabricante del mundo de turismos y el primero en Europa de furgonetas y vehículos comerciales. El know-how acumulado, los acuerdos que facilitan la flexibilidad laboral y el compromiso con la calidad de una mano de obra muy cualificada son los factores que han llevado a los principales fabricantes presentes en España a comprometer inversiones por valor de más de 2.000 millones de euros durante 2012 en detrimento de otros países a priori mejor cualificados tecnológicamente, -como Francia o Alemania- o con costes laborales inferiores -Rumanía, Turquía o Eslovaquia, entre otros-.  El ejemplo más paradigmático es Renault, que adjudicó a sus plantas españolas un plan industrial al que también aspiraban plantas de otros países, principalmente de Francia y Turquía. La decisión de la multinacional francesa conllevará la creación de unos 1.300 empleos, de los que unos 200 corresponden a la factoría de cajas de cambio de Sevilla, y garantizará la operación a pleno rendimiento de sus fábricas españolas en 2014 y 2015 con la llegada de una nueva plataforma de la alianza Renault-Nissan y otro modelo derivado de ésta. Así, la factoría de Palencia ensamblará 280.000 vehículos al año, frente a los 190.000 actuales. Y las plantas de mecánica de Valladolid y Sevilla pasarán de producir 1.100.000 órganos anuales cada una de ellas a fabricar 1.400.000. Para poder optar a este ambicioso plan era necesario un acuerdo social previo, que fue ratificado a mediados de noviembre por los sindicatos UGT, CC.OO. y Confederación de Cuadros, con mayoría en el comité intercentros. El acuerdo social establece una subida salarial del 50% del IPC y otro 50% en una paga lineal no consolidable vinculada a objetivos. También incluye una cláusula de revisión salarial al alza del concepto vinculado al IPC y el mantenimiento de las dos pagas extraordinarias de marzo y septiembre. Asimismo, determina la conversión en fijos de 800 de los actuales contratos de relevo y el posible acceso mediante esta fórmula de contratación de un total de 942 trabajadores durante los tres años de vigencia.

El caso de Renault no es el único. En 2011, el grupo Volkswagen abrió camino con la adjudicación de la fabricación del Audi Q3 a la factoría de Martorell, que estaba muy por debajo de su potencial debido a la crisis de las ventas de Seat. A cambio, los trabajadores aceptaron la congelación de sus salarios. Ya en 2012, Ford anunció el cierre de una fábrica en Bélgica para trasladar su producción a la de Almussafes, en Valencia, a partir de 2014. Asimismo, el presidente de Fiat, Sergio Marchionne, confirmó a mediados del año pasado que Iveco, la división de industriales del grupo, invertirá más de 500 millones de euros en España y creará 1.200 empleos hasta 2016 tras desechar la opción de ampliar el centro de Ulm (Alemania).

Incluso General Motors, cuya división europea está pasando un momento muy delicado, decidió apostar por la planta de Figueruelas (Zaragoza) por su especialización en vehículos utilitarios, mientras que anunció el fin de la producción en la histórica fábrica de Bochum, primera factoría de Opel. El grupo PSA (Citroën-Peugeot), también en serias dificultades financieras, no sólo confirmó la continuidad de su fábrica de Villaverde, sino que también potenció la competitividad de su planta de Vigo, la mayor de la compañía en Europa, donde ensamblará en exclusiva varios modelos low cost destinados a mercados emergentes.

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