De rebote

José Manuel Olías

jolias@malagahoy.es

Cantera, salud

Los mejores momentos de Málaga y Unicaja han coincidido con gente de la casa con peso

El lunes el Málaga le ganó al Sevilla, equipo de Champions League, con dos veinteañeros de la provincia en su once titular, otro más que con 27 ya parece veteranísimo y un castellonense reclutado con 16. Eran Ontiveros, Luis Muñoz, Recio y Pablo Fornals. Ayer, el equipo juvenil (nacidos desde 1998) alcanzó por segundo año consecutivo la final de la Copa de Campeones, que reúne a los ganadores de los siete grupos geográficos en los que se divide la competición de edad en España. El año pasado, el equipo ganó la final al Sevilla. Los citados Ontiveros y Muñoz más En-Nesyri ya son asiduos en el primer equipo. Este año la final es más difícil todavía, ante el Real Madrid. Ya se liquidó al Barcelona. Sería el círculo perfecto.

Ese mismo día del Sevilla, el Unicaja salió al césped de La Rosaleda para brindar el título de la Eurocup, conquistado cuatro semanas atrás en Valencia. El MVP, jugador más valioso, de aquella inolvidable final fue Alberto Díaz, un niño que con seis años ya entrenaba en Los Guindos. El equipo junior está entre los ocho mejores de España y hoy compite por llegar a las semifinales.

De alguna manera, son mensajes claros de que la cantera, la base, es el camino para que el Málaga y el Unicaja perpetúen sus mejores momentos. Estamos en una era con muchas tentaciones para distraerse. Hay más estímulos para que los jóvenes se desencaminen. Pero, no se engañen, siempre los hubo. Hay que escuchar siempre a los mayores, pero a veces también parece que 50 años atrás no había golfos o borrachos.

Los sandros y los nedovics deben elevar el nivel de calidad, pero la base siempre será mejor si es de casa. Hubo una época reciente sin malagueños en el Unicaja y fue la de mayor mediocridad en los últimos 20 años. El Málaga se paseó por la Champions con varios malagueños en sus filas. No es cuestión de ser integristas con ello, pero ante la duda debería primar el de aquí, no el de fuera.

Y el proceso de evolución será completo cuando existan equipos femeninos de fútbol y baloncesto en la superélite. La materia prima es igual de buena, falta que se apueste por ellas.

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