E n el momento que escribo estas líneas llueve, "chispea", suavemente sobre nuestra ciudad. Este hecho y los fríos pasados estos último días pueden hacer pensar a algunos que el tiempo se está comportando con normalidad. Nada más lejos de la realidad: estamos en un período de pertinaz sequía, término meteorológico y casi sociológico acuñado en la década de los sesenta del pasado siglo. Y además de pertinaz, esta sequía es contumaz, se repite reiteradamente estos últimos años. En Jerez, la media de un año meteorológico se debería situar en torno a los 600mm y apenas llevamos 120mm, o sea la quinta parte, y está terminando el otoño, la época del año donde más llueve en estas latitudes.

¿Qué está pasando? Es un hecho incuestionable que el clima está cambiando. Los científicos no dudan de ello, las emisiones del CO2 incrementadas brutalmente a partir de la revolución industrial o los cambios que se están produciendo en la superficie solar pueden ser razones, pero el hecho es incuestionable. Pero, ¿esta sociedad del consumo y de la comodidad está preparada mentalmente para comprobar cómo va a afectar esto a la salud, a la vida cotidiana, a la economía? Y la persona de la ciudad que abre su grifo cómodamente y surge el agua para uso doméstico, recreativo, ¿sabe lo que está pasando en la Naturaleza? Fuentes secas, árboles marchitos, animales domésticos y salvajes sedientos, gastos de alimentación disparados por la ausencia de pastos.

"El agua potable y limpia representa una cuestión de primera importancia, porque es indispensable para la vida humana y para sustentar los ecosistemas terrestres y acuáticos. Las fuentes de agua dulce abastecen a sectores sanitarios, agropecuarios e industriales. La provisión de agua permaneció relativamente constante durante mucho tiempo, pero ahora en muchos lugares la demanda supera a la oferta sostenible, con graves consecuencias a corto y largo término. "Papa Francisco. Encíclica "Laudato si". Sobran comentarios.

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