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flamenco

Granados por lo jondo

  • Después de sus trabajos sobre Albéniz, Falla y Scarlatti, Cañizares presenta su trilogía de Granados

El guitarrista Juan Manuel Cañizares, durante un concierto.

El guitarrista Juan Manuel Cañizares, durante un concierto.

Después de sus versiones de Albéniz, Falla y Scarlatti, que suman siete discos, el guitarrista Juan Manuel Cañizares (Sabadell, Barcelona, 1966) presenta su visión de la música de Enrique Granados (1867-1916). El guitarrista catalán emprendió hace años una revisión flamenca -profundamente respetuosa con las partituras originales- de los compositores académicos que se habían inspirado en músicas populares y flamencas. Esta edición consta de tres discos que recogen las obras más populares de Granados, incluyendo las Danzas españolas, las Seis piezas sobre cantos populares españoles y Goyescas.

La primera de estas obras se publicó originalmente entre 1892 y 1900. No obstante, se trata de obras de juventud que luego corrigió y amplió su autor. Por lo general, Granados no trabaja con melodías previas, sino que compone sus propias melodías en el espíritu popular apuntado en el título y sugerido por el nombre de algunos números: fandango, sardana, bolero, etcétera. De profundo sabor romántico, estas danzas son obras sencillas pero enormemente emotivas, muy frescas, sin duda lo más directo de la producción de su autor. Pasamos del lirismo mórbido de la Oriental, a la energía del Fandango. La Andaluza es la más popular de la colección, con versiones de todo tipo, incluyendo algunas vocales y coreografías varias.

Cañizares ha devuelto los valores flamencos "que estaban implícitos" a la obra de Granados

El original presenta evidentes inspiraciones guitarrísticas que la interpretación de Cañizares potencia, obviamente. La Rondalla aragonesa incluye una jota y la Sardana apunta a las raíces catalanas de su autor. La Romántica es una pieza de enorme fuerza melódica, íntima y a la vez brillante, juguetona. Popular y de cámara. El intérprete reconoce en las notas la dificultad técnica que supone para un guitarrista esta pieza, ya que Cañizares en todas sus trascripciones, incluyendo ésta, respeta la tonalidad original de la obra que, como sabemos, está escrita para piano, no para guitarra. La Melancólica es otra de las más populares y que ha servido a diferentes coreografías. Se trata, en todo caso, de una melancolía suave. Cañizares subraya el elemento guitarrístico del acompañamiento presente en el original. La Arabesca tiene vínculos con las Seis piezas y el Bolero, cantarín e inquietante, es la única pieza de la colección en la que Granados trabaja sobre una melodía ajena, tradicional.

Las Seis piezas sobre cantos populares españoles se publicaron en 1895 y obedece a la misma vena popular de la primera época de su autor, aunque su romanticismo es menos acusado. Estamos nuevamente ante un conjunto de clara inspiración guitarrística con algunas disonancias muy interesantes. Así el Preludio, de brillantes arpegios, Añoranza de chispeantes ligados y acordes sutiles o la Zambra, que parece nacida para guitarra. Cañizares devuelve a la guitarra, con creces, lo que Granados tomó de este instrumento. El resultado es espectacular, tan estilizado como popular. Vascongada es una pieza muy enérgica, vital, danzable, que exige un notable virtuosismo. La inspiración callejera es muy evidente. El Zapateado es la pieza más popular de la colección con un estilo flamenco que viene de los bailes boleros y que combina con efectividad los ritmos binarios y ternarios. Es sin duda la composición más flamenca de su autor y así lo pone de manifiesto la versión del maestro Cañizares, con unas escalas vertiginosas. Goyescas se publicó en 1911. Es la obra cumbre de su autor. Cañizares hizo en 2011 su propia versión, ahora remasterizada.

Cañizares ha llevado a cabo un trabajo inmenso, hercúleo, tanto de trascripción como de ejecución, devolviendo los valores flamencos a una obra de inspiración jonda. La interpretación es de una pulcritud y belleza extraordinarias. El trabajo de transcripción ha sido ingente. Aporta matices flamencos que, según el intérprete, "están implícitos en muchas melodías del maestro". Así estaba la cosa hace cien años: un catalán haciendo la música andaluza de raíz más genuina, y nadie se rasgaba las vestiduras. Como hoy.

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