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Un documental narra la pasión de Joe Strummer por la vida en Granada

  • El realizador Nick Hall prepara una película centrada en las andanzas en Andalucía del líder de The Clash en los años noventa y ochenta y su manera de querer huir del estrellato mundial

Fabrizzi, un músico callejero con un ojo a la virulé que tocaba exquisitamente el acordeón no se terminaba de creer que el tipo que tenía allí enfrente, en una terraza del Campo del Príncipe, fuese el mismísimo Joe Strummer, el cantante del grupo que él más admiraba, The Clash. "Tú no eres Joe Strummer", le espetó. "¡Claro que soy Joe Strummer!, le replicó la estrella del punk en español. "No, no lo eres". Y así estuvieron un rato hasta que Fabrizzi le dijo: "Si lo eres, canta esto", y se puso a tocar una de las canciones más famosas de The Clash. Joe Strummer se levantó de su silla y cantó acompañado del acordeón. "Ahora canta ésta otra", y arrancó con otro tema. Strummer la cantó. Y así estuvieron un buen rato hasta que Fabrizzi se convenció. En ese momento se acercaron dos turistas ingleses y les dieron unas monedas. "¡Qué bien imitas a Joe Strummer!", le dijeron al cantante. Strummer, que ese día cumplía 40 años, se echó a llorar. "¡Este es el mejor regalo de cumpleaños de mi vida!", dijo.

Ésa es una de las muchas anécdotas que narra el documental, aún sin título, que está haciendo el realizador inglés Nick Hall. Quiere explorar todas las andanzas de Joe Strummer en Granada, todas las anécdotas que le ocurrieron al músico inglés cuando, en plena crisis personal, decidió huir de la prensa inglesa y del estrellato y refugiarse en Andalucía.

"Hace muchos años vi una fotografía de Joe Strummer con la Alhambra al fondo en un libro y quise investigar cómo había venido a Granada", comenta el realizador. "Indagué en internet y en un foro me encontré con las anécdotas que contaba un amigo suyo granadino. Empecé a pensar que sería una buena idea hacer un documental sobre Strummer en España, las locuras que se le ocurrieron, como querer ir a Víznar con un pico y una pala para buscar la tumba de García Lorca y desenterrarlo".

Joe Strummer apareció por primera vez en Granada en octubre de 1984. Se quedó prendado de una banda local, 091, y decidió producirle su segundo LP, Más de cien lobos. Desde entonces, jamás dejaría de visitar la ciudad y recomendársela a sus amigos: Bruce Springsteen, Elvis Costello, Chrissie Hynde, Bono, de U2 o Mick Jones, entre otros. Terminó comprándose una casa en San José (Almería) y todos los veranos regresaba a Andalucía. Hasta su muerte, de una dolencia cardíaca, en 2002, a los 50 años de edad.

Desde entonces se han sucedido los documentales sobre la vida de uno de los cantantes más influyentes del mundo del rock. Pero ninguno había indagado a fondo la relación de Strummer con Granada. "Yo quiero contar sobre tódo sobre un tema universal: la estrella que está en caída libre. Joe se refugió en Granada en un momento terrible para él y me preguntaba qué estaría pensando para dar el próximo paso. Él había pasado de estar tocando en clubs de 100 personas a tocar en grandes estadios. Y en Granada tenía que decidir qué camino deseaba tomar. Me interesaba mucho el Strummer post-Clash, el que decidió finalmente volver a ser feliz con su nuevo grupo, Joe Strummer & The Mescaleros".

Hall ha entrevistado a todos los amigos que tuvo el músico en Granada: los integrantes de 091, el batería de su primer grupo -The 101'ers-, Richard Dudanski, Santiago Auserón. "Tenemos ya una decena de entrevistas hechas, y aún nos quedan bastantes por hacer", dice el realizador. También quiere buscar la historia de un viejo coche que Strummer compró en Madrid, un Dodge-Dart, y que dejó olvidado en un garaje cuando tuvo que regresar a Londres por motivos personales (su mujer se había puesto de parto). Strummer se pasaría mucho tiempo buscando su viejo coche por Madrid. Ése será el hilo conductor del documental.

Hoy, Strummer tiene en Londres una calle, un parque forestal con su nombre. Hay un tren bautizado en honor suyo. Pocos meses antes de morir, había prometido que en abril de 2003 volvería a Granada, la ciudad que más le gustaba del mundo. Quería tocar aquí. No pudo ser.

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