En las manos de Raimundo Amador una guitarra eléctrica se convierte en una española; una española en una eléctrica. "Me gusta descolocar" , reconoce , socarrón, el sevillano que nos habla de esa casi prolongación de su cuerpo, de su nuevo disco, de la familia y de sus próximas actuaciones en Cádiz. Mañana en la capital, en la sala Imagina, y el día 9 en la sala Paúl de Jerez. Alejado de los imperativos de las modas, trovador del soniquete, superviviente del lado mágico de la música ("sin magia todo se va al carajo"), bluesman y flamenco a partes iguales, Raimundo Amador es Medio hombre, medio guitarra y un músico honesto enteramente. 

-Medio hombre, medio guitarra, ¿quién domina a quién?

-La guitarra lo domina todo. A mí, por lo menos.

-¿Se acuerda de la primera vez que cogió una?

-Pues yo sería muy chico, casi no tengo conciencia de eso, porque mi padre tocaba la guitarra y seguro que yo la cogería muy chico... La verdad que no me acuerdo... Pero coger una guitarra, no sé, profesionalmente, puede ser con la familia Montoya. Bueno, antes ya había estado en veladas, ganando premios por ahí, acompañando a un primo mío con nueve años... Bueno, te puedo contar la primera vez que cogí una guitarra que fuera mía. Fue en la base de Rota -la familia Amador vivió allí durante un tiempo- y era una guitarra americana y no creo que supiera tocar pero para empezar estaba bien. Yo estaba flipando.

-Y ahora, ¿cuántas guitarras tiene?

-Pues un mogollón, no las he contado, pero más de cincuenta seguro.

-En la portada de su nuevo disco (y en la fotografía que ilustra esta página) aparece con 'Mariquilla', pero a 'Gerundina', ¿la ha utilizado en este trabajo o la tiene jubilada?

-No, no la he utilizado. En este disco no está Gerundina, la verdad. Pero Gerundina es la guitarra a la que yo le debo más, es la guitarra a la que se lo debo todo. Criar a mis hijos, mi carrera... Entre ella y yo hemos hecho mucho en la vida, para mí y para mi familia.

-Hablando de familia, en este disco está su hijo en la producción con usted, hay un recuerdo para su hermano, otro para su padre, ¿es un hombre familiar?

-Pues sí, la familia es muy importante para mí, muchísimo, muy importante. Además de lo que dices, de mi hijo en la producción conmigo y eso, aquí ha ayudado todo el mundo, la señora, mi nieto, mis amigos. Este disco está hecho entre todos mis colegas, mi familia y yo.

-¿Y cómo que se ha lanzado a la autoproducción?

-No sé, pues como estaba un poquito ya quemaete del rollo pues pensé, me lo voy a montar yo. Y es el disco del que estoy más contento porque lo he hecho con mucha valentía. Aparte del coste, del dinero que me he gastado, que me he gastado mucho dinero, porque he apostado mucho. Yo sé que, hombre, recuperar no lo voy a recuperar pero da igual, eso no es importante, porque yo estoy contento con el resultado y eso es lo más importante.

-'Medio hombre, medio guitarra' también es el título de uno de los temas.

-Claro, claro, es que es un buen título. Yo lo vi guay porque el que lo ha compuesto me ve así un poco, medio hombre, medio guitarra.

-Precisamente es eso, es una declaración de intenciones, ¿no?

-Así es. Dice mucha verdad.

-Se lo ha compuesto Pedro Rivera, ¿cómo surge esa colaboración?

-Pues nos conocemos de hace muchos años pero yo nunca le había encargado ningún trabajo, pero nos conocemos mucho y, además, yo sabía que era muy buen poeta.

-Hay otro tema, 'El mecánico', dedicado a su hermano, que es muy diferente a lo que usted suele hacer. Es especial, ¿no?

-Ese tema está improvisado, además las dos guitarras se grabaron del tirón, en mi casa. No sabía lo que iba a tocar, solo que tenía una rabia muy fuerte desde que se fue mi hermano, que en paz descanse. Me acuerdo que a la semana tocaba en Sevilla y llevaba yo dos meses sin tocar, algo que no es muy normal en mí, pero a la semana de irse tenía que tocar y yo estaba... Bueno, así que en vez de hacer un rock and roll de esos duros, fuerte, pues toda esa rabia que tenía se transformó en este tema. Recuerdo que me fui para abajo, muy mosqueado, enrabiado e hice una guitarra y luego otra, sin pinchar ni nada, totalmente improvisado el tema. Por eso es sencillito no es como Elegía a don Luis Amador, el tema que dedico a mi padre, que está más elaborado. Pero bueno a mí me gustan mucho los dos. El mecánico es un tema sencillo pero con mucho corazón.

-En este disco también hay una versión de una canción de Eric Burdon, ¿cómo llega?

-Pues por Santiago (Auserón) porque como estaba hablando con él porque iba a participar en el disco  le dije que me gustaría hacer una versión. Se lo dije a él porque sé que él adapta muy bien las versiones. Joder, en el disco de Las Ventas hizo Love in vain de Robert Johnson y en Las malas lenguas tiene versiones muy buenas. Es que es un fenómeno, ayer precisamente estuve con él y me dio mucha alegría... Pues eso le pregunté a él y me dijo que tenía una que me podía venir muy bien a mí por el rollo de las casitas que habla. Él lo grabó para Las malas lenguas pero al final no lo metió porque no le convenció pero me dijo que a mí me venía bien. Y le dije, ¿cuál es? y me dijo, se llama White houses. Entonces saqué yo un disco que tengo en vinilo de Eric Burdon y allí estaba el tema. Ya luego él me mandó la letra al castellano y me gustó mucho.

-Pues les ha quedado muy flamenco.

-Sí es verdad, me lo he llevado mucho a mi terreno. Y también me recuerda a mí a los indios, a los indios americanos, por el rollo de los tambores. Porque los tambores los tocamos nosotros también, mi nieto, mi hijo y yo, y el Anye que también toca la batería.

-Otra colaboración, aunque hay muchas y buenas, es la de Antonio Vega.

-Pues eso sale porque Anye tocaba la batería con él y conmigo y le comentó lo del disco y a Antonio le gustó la idea. Así que hicieron la maqueta pero en el disco pues, el pobre, ya no pudo, se fue el pobre. Pero ahí ha quedado esa guitarra que está de puta madre, él toca la eléctrica y yo la flamenca. 

-¿De quién se acompañará en sus actuaciones por Cádiz?

-Pues vendrán mi hijo Raimundo, Anye Bao, Lin Cortés, Pepe Bao o Jesús Garrido al bajo, ya veremos, y, seguramente, yo (ríe).