Como es habitual en las producciones de José Quevedo, en este disco se alternan los cantes tradicionales con canciones aflamencadas con estribillo. Así las cantiñas que abren la obra son una obra muy fresca que, pese a su fisonomía clásica, presentan un poderoso estribillo coral. La novedad de la obra radica en su letra, ya que se trata de unas alegrías almerienses en lugar de gaditanas. La falseta del Bolita es tan sutil como efectiva. Trasparente y limpia son unas bulerías ligadas que firma, letra y música, José Quevedo. Buen soniquete para un estilo que, en su forma jerezana, Pérez ha asimilado como propio. Por sevillanas se ha propuesto Pérez mostrar que el estilo es jondo al 100%. Y desde luego que lo consigue: la primera se acompaña con guitarra, la segunda con el contrabajo de Alejandro Tamayo, la tercera con la percusión de Paquito González y la cuarta con el piano de José Carra. Además se pueden bailar. En la soleá por bulerías los referentes son Fernanda de Utrera y María la Burra. Por farruca encontramos el acompañamiento de un quinteto de cuerda. Tres versiones incluye Trazos. La primera es la zambra caracolera Los bracitos en cruz. El tango porteño Nostalgias que ya gozó de una versión flamenca en la voz de Estrella Morente. Y Vida loca del mexicano Pancho Céspedes.

Señala la cantaora en las notas del disco que la granaína, en la versión de Manuel Vallejo, es el cante con el que más y mejor se identifica. Y lo demuestra con un primer estilo reposado y el cierre a ritmo abandolao.

El colofón del disco son los cantes de levante, otra de la señas de identidad de la intérprete: la guitarra muy aguda, con la cejilla al límite. Se inicia con los fandangos mineros de Antonio Piñana para rematar por taranta fina, muy estilizada.

Lo mejor de la cantaora, pese a su conocimiento de los estilos, es su voz dulce, plena de colores y muy directa, natural, alejada de las impostaciones al uso.

Este es el segundo disco de María José Pérez (Almería, 1985), tras Cante flamenco (2008). Aquel era un disco de austera producción, estrictamente tradicional. Pérez obtuvo la Lámpara Minera en el Festival de las Minas en 2015.