Mercado de trabajo

El empleo en Andalucía en 2010

  • Desde el año 2007 en Andalucía se han perdido más de 370.000 empleos y el paro ha crecido en más de 600.000 personas

Elena Manzanera Díaz

Economista y estadística

La evolución del empleo en Andalucía en 2010 ha continuado con la senda negativa que inició en el año 2008, año de inicio de la crisis. Los datos que proporciona la Encuesta de Población Activa (EPA), principal fuente estadística para la medición de la situación del mercado de trabajo, cierran el año 2010 con un volumen de ocupados que alcanza los 2,8 millones y que suponen una pérdida del 1,5 por ciento respecto al año anterior. El paro superó el millón cien mil personas, un 9 por ciento más que un año antes lo que sitúa la tasa de paro en el 28,4 por ciento, ocho puntos superior a la correspondiente al conjunto nacional. De nuevo las cifras del mercado de trabajo en Andalucía reflejan una situación muy negativa, si bien los datos apuntan a que se ha superado la fase más aguda del proceso de ajuste que se sitúa en el año 2009, con una tasa de destrucción de empleo y crecimiento del paro que duplicaba a la de este año. La construcción, con una mayor presencia de empleo masculino, seguida de la industria son los sectores en los que se han concentrado la pérdida de empleos. La caída de la ocupación ha afectado especialmente a los jóvenes, la mitad de los empleos destruidos en 2010 lo perdió un menor de 25 años, según los datos que aporta la EPA. Este comportamiento ha sido similar tanto en hombres como en mujeres.

Las dificultades que encuentran los jóvenes para acceder a un empleo han empujado a muchos de ellos a salir del mercado de trabajo, como lo indica que se hayan reducido los activos en una tasa superior a lo que lo ha hecho la población en este grupo de edad. La mejora o continuidad de la formación abandonada ha sido uno de los destinos de estos jóvenes, como lo pone de manifiesto el incremento de las matriculaciones en la educación secundaria post-obligatoria y universitaria. La reducción de activos jóvenes ha supuesto una importante caída de la tasa de actividad (22,5 por ciento) en los menores de 19 años que la ha situado en niveles europeos, lejos de la situación existente en los años de crecimiento en los que uno de cada tres jóvenes menor de 19 años se incorporaba al mercado de trabajo. La evolución del mercado de trabajo en Andalucía, que ha mantenido diferenciales positivos en tasas de paro en relación a otros países, incluso en los años de mayor crecimiento económico, se ha caracterizado por el rápido proceso de destrucción de empleo y consiguiente crecimiento del paro. Desde el año 2007 en Andalucía se han perdido más de 370.000 empleos y el paro ha crecido en más de 600.000 personas. Estos argumentos, el rápido proceso de destrucción de empleo, junto con el incremento de la productividad, están en la base de la decisión de acometer la reforma laboral adoptada por el gobierno y que ha sido concretada en la ley de medidas urgentes para la reforma del mercado de trabajo aprobada por las Cortes Generales el pasado septiembre. Las medidas planteadas, pendientes aún de ser concretadas en el desarrollo reglamentario de la norma, están orientadas a la corrección de las debilidades de nuestro modelo de relaciones laborales que lo hacen especialmente sensible al ciclo económico. En primer lugar, abordar la reducción de la dualidad del mercado de trabajo con un excesivo peso de los contratos temporales sobre los indefinidos. Esta dualidad genera una desigualdad que sitúa a los trabajadores temporales en una posición de especial fragilidad en momentos de ajuste.

La tasa de temporalidad se encuentra en los niveles más altos de Europa, siendo en Andalucía hasta 20 puntos superior a la europea en 2009, año en que el mayor impacto de la crisis sobre el empleo temporal supuso una mejora de la tasa de temporalidad. En los años de crecimiento la mitad de los asalariados en Andalucía lo era con un contrato temporal, años en los que la media europea era uno de cada siete. La evolución de la contratación en 2010 pone de manifiesto la continuidad en el predominio de los contratos temporales, que han aumentado un 1,2 por ciento frente al descenso del 8,8 por ciento en el caso de los contratos indefinidos. Otros aspectos considerados en la reforma son el reforzamiento de elementos que permitan la utilización de los mecanismos legales de flexibilidad interna en la empresa (favoreciendo medidas como la reducción parcial de la jornada de trabajo) y el impulso a mecanismos que favorezcan las oportunidades de empleo de las personas desempleadas con medidas de fomento a contratación en colectivos con especiales dificultades para encontrar empleo. Los resultados de la reforma laboral aún están por ver, máxime si se tiene en cuenta que 2011 ha de ser año de desarrollo reglamentario de las normas que la configuran y que muchas de las medidas están diseñadas para su entrada en vigor en el medio plazo. Junto a ello se deberán abordar cuestiones que aún no han entrado en la vía normativa y que formarán parte del debate en torno al mercado laboral en el corto plazo. El modelo de relaciones laborales español ha mostrado su necesidad de ser reformado no sólo para tratar de paliar la situación especialmente dramática que sufre el mercado de trabajo sino que también para afrontar la salida de la crisis en las mejores condiciones posibles. Sin embargo la reforma no debe responder de manera coyuntural a la situación actual sino que se debería abordar de forma reflexiva una verdadera reforma que nos sitúe en las tasas de empleo, paro, temporalidad, etc., propias de los países más avanzados.

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