Una vuelta más

Por un pacto institucional

Foto: Pascual

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EL Circuito de Jerez centra hoy la atención del mundo entero. Es el no va más. Así lleva ocurriendo, de forma ininterrumpida, desde hace 30 años por expresa influencia del motociclismo y su incontestable afición que lo respalda. Es el acontecimiento deportivo más multitudinario que se celebra en nuestro país y, por pura inercia de pasiones, las miradas de millones de aficionados se dirigen hacia esta ciudad andaluza para ver en acción a los mejores pilotos del planeta rodando sobre su trazado.

Nos encontramos ante uno de los mayores espectáculos que existen, con más de cien mil aficionados viviéndolo en directo y cifras que dan vértigo siguiéndolo por televisión. Los números hablan por sí solos, el impacto económico sobre la zona supera los 50 millones de euros, cifra que llega a duplicarse en el caso de Andalucía, con un retorno mediático estimado en los 20 millones de euros (asisten 400 periodistas de los cinco continentes). Basta con multiplicar esas cifras por los 30 años que el Mundial lleva celebrándose, para certificar si ha merecido o no la pena. Los hoteles están llenos en kilómetros a la redonda y la economía vive su mejor momento. Pero, no vamos a ocultarlo, este año ocurre algo inquietante en torno al circuito jerezano. Su legendario engranaje no funciona como es debido, e incluso circulan comentarios de que las autoridades políticas locales no le prestan el mismo interés que antaño, como evidencia el hecho de no estar cuidando como merece hasta la propia capitalidad mundial de la moto que ostenta la ciudad de Jerez.

Por extraño que parezca, se demoró hasta principios de este año la firma del contrato para la realización del actual Gran Premio, que llegó a estar en el aire, con el consiguiente desconcierto generalizado y un gran perjuicio económico para el cierre de patrocinios. Como se recordará, el eficiente director del trazado, Juan Baquero, se cansó de pelear contra molinos de viento y dimitió a principios de 2016, siendo fichado rápidamente por el potentado circuito de Qatar, en una lamentable fuga de talentos. Con ello, la gestión de unas instalaciones de alto nivel como estas han sufrido un duro revés y el horizonte es algo incierto, no estando incluso ni asegurado en el calendario la prueba del Mundial de Superbikes.

Pese a todo, la poderosa influencia de la Junta de Andalucía, está salvando los escollos coyunturales. De hecho, hace sólo unos días, durante la presentación de este Gran Premio, el eficiente consejero de Turismo y Deportes de la máxima institución autonómica, Javier Fernández, afirmó que "si es por la Junta, este matrimonio de Jerez y el Mundial de Motociclismo no se va a romper". Ojalá los dirigentes del Ayuntamiento jerezano y el reciente nuevo director que han nombrado para el trazado, estén en la misma sintonía que la presidenta andaluza, Susana Díaz, que defiende al circuito por su realidad incontestable. Dorna, la empresa que dirige el Mundial, con su insigne Carmelo Ezpeleta al frente, también pone todo y más de su parte.

Conscientes de esta situación, seguro que hay circuitos que se frotan las manos, esperando a que Jerez pierda su estatus por algún tropiezo político. Sirva como ejemplo lo ocurrido hace unos años en Cataluña, cuando algunos dirigentes se plantearon cortar el grifo a su circuito, pero al final nombraron presidente del trazado barcelonés a ¡Carod Rovira! y, a partir de ahí, ya nadie pone en duda su existencia. En definitiva, con este caso particular se demuestra que si la política tiene sentido, es necesario un pacto institucional por la continuidad de Jerez y su fortalecimiento. No olvidemos que a nivel empresarial, el trazado está alquilado los 365 días del año, con todo lo que ello supone. Sus trabajadores y técnicos persiguen la rentabilidad, lograrla es cuestión de confiar en sus economistas, reduciendo el déficit acumulado con la intervención de la Junta como padrino y valedor, a base de pactos y entendimiento.

Es de dominio público y mundial que, gracias al Circuito, Jerez aparece en el mapa con más relevancia, si cabe, que el vino o los caballos, pues ha supuesto un revulsivo para la modernidad y difusión de toda Andalucía, en paralelo con el progreso económico. El ingeniero japonés Makoto Hirano, uno de los históricos 'cerebros' de Honda, con prestigiosas patentes a su nombre, viene a Jerez desde 1988 y, aunque ya está jubilado, afirma que "como aficionado, seguiré asistiendo a este Gran Premio el resto de mi vida, porque no hay otro igual. Tengo 68 años, conozco todos los circuitos y ciudades del Campeonato y, como esta, no hay otra".

Pregunten a cualquiera de los miles de aficionados que este domingo inundan las tribunas del trazado, si quieren perder su Gran Premio de Jerez. La respuesta será un NO unánime. Si la ciudadanía es la que decide, que nadie eche por tierra lo que ha costado construir 30 años ¿Oído cocina?

(*) Jesús Benítez, periodista y escritor, fue Editor Jefe del Diario Marca y, durante más de una década, siguió todos los grandes premios del Mundial de Motociclismo. A comienzos de los 90, ejerció varios años como Jefe de Prensa del Circuito de Jerez.

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