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Fronteras en latinoamérica Tensiones gubernamentales amenazan la paz

El Amazonas en pie de guerra

  • Los habitantes de la zona selvática fronteriza con Colombia y Ecuador viven ajenos a la grave crisis entre ambos gobiernos que podría llevarles a un conflicto armado

La posibilidad de una guerra atemoriza a los colombianos y ecuatorianos que habitan la selva amazónica, para quienes la frontera sigue reuniendo a hermanos a espaldas de la grave crisis entre los gobiernos.

"Ni Dios quiera (una guerra)", expresó José Mayorga, un ecuatoriano que hace cuatro años emigró a Lago Agrio, capital de la provincia limítrofe de Sucumbíos y escenario de un ataque militar colombiano contra las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) que colapsó las relaciones diplomáticas entre los dos países.

"¿Quién va a querer eso?", agregó un transportista que se instaló en el núcleo petrolero de Ecuador ante la falta de empleo en su natal población andina de Guambaló, donde junto a su familia era comido por las deudas que echaron a perder una fábrica de pantalones.

"¡Huy no, ni pensarlo! Imagínese ver que nos matamos, eso no es así", dijo a su vez Rosalba, una de las miles de colombianas que ilegalmente se refugiaron en Ecuador al huir del conflicto en su país y para quien la frontera no existe porque "todos somos hermanos".

Y es que la sola idea de que soldados de los dos países se vean enfrascados en un conflicto bélico pone temerosa a la mujer, a quien la mano la tiembla mientras cocina papas rellenas y los chuzos (brochetas) que vende en una esquina de la vecina población de El Coca.

"No, por favor, que los presidentes dialoguen para solucionar el problema. Ustedes no saben lo que es vivir una guerra; dígame a mí, que salí corriendo por la violencia", añadió Rosalba.

El temor es evidente también en Lago Agrio, donde viven colombianos que prosperan a pocos kilómetros de la zona de guerra en su país.

Este lugar se está convirtiendo en el centro estratégico para la movilización de tropas hacia la frontera, dispuesta por el presidente Rafael Correa en medio de la más grave crisis diplomática con Bogotá.

"No sólo los colombianos están asustados. Parece que nos va a tocar a todos volar de aquí", apuntó Jorge Rosero, un campesino que se radicó hace 15 años en la Amazonía atraído por la actividad petrolera en la región, donde también existe tráfico de drogas y armas para la guerrilla colombiana.

"Me tocará regresar a Ambato", añadió al conocer que Correa rompió relaciones diplomáticas con Colombia por una acción militar contra las FARC en Sucumbíos, que dejó 22 guerrilleros muertos, según Quito, incluido el número dos de esa organización, Raúl Reyes, y 17, según versión oficial de Colombia.

Rosero también está de acuerdo en que "hay que parar al presidente (colombiano, Álvaro) Uribe. Desde hace rato que no respeta nuestra soberanía y ahora dejó un reguero de muertos". "Ya dijo Correa: a Colombia siempre le hemos declarado la paz y hemos sido traicionados", enfatizó.

Entretanto, Mayorga apuntó que "se nota una movilización militar. Ayer se vio que llevaban botes al río San Miguel", que separa a la zona del cocalero y convulso departamento colombiano de Putumayo, con influencia guerrillera.

Según las autoridades, unos 3.200 militares ecuatorianos están concentrados en Sucumbíos, el punto más convulso de la frontera, de unos 600 kilómetros.

El grupo forma parte de una fuerza de 11.000 uniformados que Ecuador mantenía en toda el área limítrofe antes de que estallara el conflicto con Colombia, que toma forma de un polvorín en la región al recibir Quito todo el apoyo de Venezuela.

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