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Brasil se hunde aún más en la crispación

Luiz Inácio Lula da Silva tiene contados sus horas en libertad. El encarcelamiento del popular ex presidente de Brasil sumirá al país aún más en la incertidumbre y la crispación política, ya que era el claro favorito para ganar las presidenciales del 7 de octubre.

"Después de la segunda instancia, la ejecución de la pena se convierte en una necesidad de orden público para preservar la credibilidad de la Justicia", reclamó Luís Roberto Barroso, uno de los jueces que votó por rechazar el recurso del habeas corpus.

Los fiscales del caso Lava Jato convirtieron el fallo incluso en un hito para la enorme investigación sobre corrupción política que sacude a Brasil desde hace años. El 4 de abril "puede entrar en la historia de Brasil como el día en que la propia Justicia siguió el camino del retroceso, de la ineficiencia del sistema penal y de la impunidad", escribió Deltan Dallagnol, uno de los fiscales de Lava Jato.

Lula fue condenado el año pasado en primer grado y su sentencia fue confirmada en enero en segunda instancia. El ex jefe de Estado fue declarado culpable de haber aceptado la reforma de un apartamento de la constructora OAS a cambio de favorecerla en sus negocios con la estatal Petrobras. La petrolera está en el centro de los escándalo de Lava Jato.

La defensa aún puede apelar en dos instancias superiores contra la condena pero la prisión preventiva es inevitable después de que el juez Sergio Moro decretara la orden de su arresto. Será recluido en una celda especial y aislado de otros presos por seguridad.

La exigencia fue hecha por el propio juez que condenó al exjefe de Estado y que ordenó su encarcelamiento, Sergio Moro, en el mandato en que dio a Lula un plazo de 24 horas para que se entregue en la sede de la Superintendencia de la Policía Federal en la ciudad de Curitiba, donde tendrá que cumplir su prisión.

La decisión evita que el político más carismático de Brasil y actual líder en las encuestas de intención de voto para las presidenciales de octubre sea conducido a un presidio común en Curitiba como otros condenados por la corrupción en Petrobras.

El juez también decidió que los detalles de la entrega sean acordados por la defensa del expresidente y los responsables de la Policía Federal en Curitiba y que no se utilicen esposas para detenerlo.

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