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América latina La Habana admite por primera vez que hacen falta cambios radicales en el rumbo económico

Cuba 'Bienvenido Mr. Marshall'

  • La grave crisis en la que está inmersa la isla pone fin a los principios de la revolución cubana de Fidel que caen frente al modelo más pragmático encabezado por Raúl Castro

El universo de Cuba pasará a la historia con un antes y después marcado por el mandato de Raúl Castro. La pequeña isla encajada entre el mar Caribe y el Océano Atlántico, que revolucionó a América Latina y al mundo entero exportando el concepto de guerrilla, de lucha armada, y símbolos como el Che Guevara, mártir que es ensalzado como si fuese un nuevo Jesús de Nazaret pese haber matado a decenas de hombres, debe aceptar que si quiere seguir sobreviviendo no puede mantener vigentes los principios de la revolución.

"A mí no me escogieron para restaurar el capitalismo en Cuba", señaló Raúl en su discurso del pasado domingo. Pero el presidente cubano sabe que sin reformas radicales, algunas de las cuales traicionan los principios sagrados de la revolución, el futuro no es posible

La pregunta clave es si podrá resistir Raúl sin su hermano Fidel Ante esta cuestión. El experto José Luis Incio, presidente del Centro Regional para América Latina de la Asociación Internacional de Estudios de Ciencia Política (IAPSS), afirma a este diario que Raúl, a diferencia de su hermano, no es un líder carismático, pero entiende cuál es el rol que la población le da en este momento, y que cualquier movimiento brusco puede acabar con el aparato dictatorial.

Por eso, apuesta por medidas más laxas sin salirse de la normas y apoyarse en las instituciones en lugar de en su escaso carisma. Fidel sí tenía el apoyo suficiente para encabezar cualquier iniciativa, por descabellada que fuese, pero Raúl no. Por eso apuesta por un modelo más pragmático.

Pero no sólo la falta de carisma del mandatario marca el declive del comunismo en Cuba. La crisis económica global es un factor demoledor.

La posición estratégica de la isla, situada en las mismas narices de EEUU, hizo que en la guerra fría fuera la niña mimada de la antigua Unión Soviética. La pequeña isla estuvo a la vanguardia en investigación, docencia y avances técnicos, llegando a contar con algunas de las mejores universidades del mundo, sobre todo en el campo de la medicina.

Pero la caída de la URSS supuso el fin de la época dorada cubana y el declive del régimen, que prácticamente estaría acabado si no fuese por la entrada de un nuevo actor en la región que prolongó con sus petrodólares la agonía del partido comunista: Hugo Chávez.

El problema actual, en palabras del investigador Incio, es que tras la crisis global, el dinero de Venezuela no es suficiente para "resolver los problemas económicos internos de La Habana. La ayuda de Caracas no se puede comparar con la de la URSS. La aparición de Chávez y el séquito de países integrados por el mandatario en el grupo ALBA, que componen el número de Estados más subdesarrollados de Latinoamérica, ha dado un respiro a Cuba; pero Castro sabe que Venezuela no va a estar ahí eternamente; ni siquiera en los próximos diez años".

Eso explica el acercamiento de Castro a EEUU y a la Unión Europea. Cuba busca mantenerse por sí misma. El problema reside en que el pragmatismo de Castro traiciona los principios revolucionarios de su hermano Fidel. El politólogo apunta que los principios de la revolución "han sido traicionados". Esta afirmación se demuestra con el hecho de que Raúl acepte que Obama libere las remesas y la entrada de cubanos norteamericanos en la isla para visitar a sus familiares, sin ningún tipo de restricción, algo impensable durante el mandato de su hermano Fidel, que mantuvo una posición muy dura contra los cubanos exiliados en Estados Unidos, a quienes consideraba unos auténticos traidores.

Tal como afirma Incio, "el dinero es verde aunque tú seas rojo o amarillo. La ideología sólo cuenta a nivel discursivo" y es que a nivel económico las palabras pasan a un segundo plano. Otro ejemplo del nuevo realismo castrista es que Cuba recientemente ha aceptado las inversiones de Colombia en la recolección de la caña de azúcar, una de las principales fuentes de ingresos de su moribunda economía. El hecho de que Cuba, país comunista, acepte el dinero de un Estado moderado y aliado estratégico de EEUU en la región es una muestra clara de que su las cosas están cambiando.

Ideología e inversión económica son dos términos que no caminan juntas en La Habana. La memoria de los viejos se acaba, el grito dePatria o Muerte que asaltó las calles la Nochevieja de 1959 ha pasado a la historia.

La memoria del pasado se disipa y tal como afima José Luis Incio, "da paso a una nueva memoria invadida por los problemas sociales actuales: el hambre y el paro. Hacen falta comida, recursos, y el hecho de que los cubanos empiecen a tener problemas con el trabajo, en un país comunista, es el máximo exponente de que el final revolucionario se acerca".

¿Cuál será el futuro para Cuba: comunismo a lo chino, fin del partido, aperturismo? El politólogo Incio apunta que aún es demasiado pronto para pronosticar algo y que las "nuevas medidas" anunciadas por Raúl Castro que han empezado por recortar el gasto público muestran que el mandatario "no sabe qué hacer".

Raúl insistió el domingo en que está a favor de cooperar con EEUU pero sin "restaurar el capitalismo" ni "entregar la revolución". El modelo chino, en el que las libertades económicas y la propiedad privada es compatible con la dictadura del partido y las restricciones a la libertad de expresión, puede llegar a ser muy atractivo para el Gobierno castrista. La posibilidad de un modelo democrático, con libertad de expresión, participación ciudadana, partidos políticos y elecciones libres parece todavía una quimera demasiado lejana.

Venezuela, Unión Europea, China, Estados Unidos, Colombia... El régimen de La Habana debe decidir entre este racimo de salidas posibles y apoyarse en soluciones prácticas en vez de en ideas románticas para salir a flote. En palabras de José Luis Incio: "Tras la muerte de su padre, la Unión Soviética, ya es hora de que Cuba aprenda a caminar sola" .

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