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Hollande asume el ajuste para remontar

  • A los dos años de su victoria el presidente afronta una impopularidad récord y una brecha abierta en su partido

El presidente francés, François Hollande, que va a cumplir dos años desde su victoria con una impopularidad récord, asegura que el ajuste anunciado por su nuevo Gobierno marca la segunda fase de su mandato porque con él espera conseguir una recuperación más sólida de la economía y, sobre todo, del empleo.

A tres semanas de un probable nuevo revés electoral en los comicios europeos para su Partido Socialista (PS) tras el batacazo de las municipales de marzo, Hollande promete que junto a los ajustes anunciados por su nuevo primer ministro, Manuel Valls, los tres próximos años se van a caracterizar también por la redistribución.

"Esta fase debe traducirse en un crecimiento más fuerte, una competitividad más importante, una redistribución del poder adquisitivo con una rebaja de impuestos", explica en declaraciones publicadas ayer por Le Journal du Dimanche, a dos días del segundo aniversario de su triunfo en las presidenciales frente al anterior jefe del Estado, el conservador Nicolas Sarkozy.

El presidente socialista justifica el recorte de 50.000 millones de euros de gasto público en los tres próximos años, aprobado el pasado martes en la Asamblea Nacional pese a la abstención de 41 diputados de su partido y a la oposición de los parlamentarios de otros partidos de izquierda.

Hollande insiste en que el giro que supone ese plan, con el que se pretende restablecer la competitividad de las empresas francesas gracias a una rebaja masiva de las cotizaciones sociales, va acompañado de "tres principios: la claridad, la visibilidad y la estabilidad" hasta las presidenciales de 2017.

La inflexión, simbolizada con el nombramiento el pasado 31 de marzo de Valls al frente de un Ejecutivo remodelado, fue consecuencia de la derrota histórica de la izquierda en las elecciones municipales y pretende recuperar el favor de los electores, algo que se antoja difícil en la primera cita con las urnas, la del próximo día 25.

Las últimas encuestas dan por hecho que las listas del Partido Socialista quedarán en la tercera posición, a distancia de los conservadores de la Unión por una Mayoría Popular (UMP) y de los ultraderechistas del Frente Nacional (FN), que se disputarán la primera plaza con alrededor del 22-23% cada uno.

Esos mismos sondeos anticipan que los socialistas se verán penalizados por una abstención que alcanzará un nivel récord (ya fue del 59,4% en 2009).

Hollande, que se convirtió en 2013 en el presidente francés más impopular de la V República -un indicador que se ha agravado todavía más este ejercicio-, considera que el indicador con el que se le juzgará al término de su mandato en 2017 es el empleo, y el mes pasado asumió públicamente que no volverá a ser candidato si no hay una reducción significativa del número de parados.

El pasado año fracasó en su promesa de invertir la evolución ascendente del desempleo, pero no fue el primer incumplimiento respecto a su programa electoral.

Basta con recordar que en los meses que precedieron a su victoria electoral el 6 de mayo de 2012 frente a Sarkozy repetía por activa y por pasiva que tenía la intención de reorientar la política europea para poner fin a la línea de austeridad impuesta por Alemania y privilegiar los estímulos a la demanda.

Dos años después, su objetivo es trasponer a Francia, en la medida de lo posible, el modelo de competitividad alemán.

Hollande, que en la campaña afirmó que su "verdadero adversario era el mundo de las finanzas", tuvo que afrontar en 2013 el escándalo del que fuera ministro de Hacienda, Jérôme Cahuzac, por haberlo mantenido en el cargo durante dos meses y medio después de que la Justicia lo hubiera señalado como sospechoso de evasión fiscal y la prensa hubiera publicado pruebas de su culpabilidad.

Tampoco engrandeció la imagen del presidente francés su gestión del caso de la adolescente kosovar Leonarda Dibrani, a la que el 19 de octubre de 2013 dijo que podía volver a Francia, de donde había sido expulsada a su país con su familia una semana antes, después de ser detenida durante una salida escolar, pero que debía volver sola.

No está tan claro el efecto en términos de popularidad que han tenido las revelaciones, por una revista del corazón, de su romance -aparentemente finalizado- con la actriz Julie Gayet el pasado mes de enero.

Unas revelaciones cuya principal consecuencia fue la ruptura, algo rocambolesca, con la que era hasta entonces su pareja y la primera dama de Francia, Valérie Trierweiler.

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