Tras las elecciones al Parlamento Europeo, en las que conservadores y socialistas se confirmaron como los más fuertes pese a los avances de los euroescépticos, los partidos se preparan ya para negociar quién ocupará la presidencia de la Comisión Europea. Por primera vez en estos comicios los partidos presentaron cabezas de lista para ocupar la presidencia de la Comisión Europea, un organismo que propone leyes y que desempeña un importante papel en garantizar su implementación.
Según las proyecciones actualizadas, el Partido Popular Europeo PPE) se hizo con 214 escaños de los 751 en liza. Los socialdemócratas son los segundos, con 190 escaños. En tercer lugar se sitúan los liberales, con 64 escaños, mientras los partidos populistas y de extrema derecha pasaron de 64 a 143 eurodiputados, aunque todavía no está claro que vayan a formar un grupo parlamentario propio. La designación del sucesor de José Manuel Durao Barroso debería guiarse así por los resultados electorales de los comicios celebrados en las últimas cuatro jornadas en 28 países, en los que la participación se cifró en el 43,1 por ciento.
Sin embargo, el nominado tendrá que ganar el respaldo de la mayoría en el nuevo Parlamento Europeo y también en los 28 Estados miembro, por lo que nada está decidido y es ahora cuando comienzan las campañas y negociaciones de los partidos, incluso antes de que los líderes nacionales se reúnan mañana martes para confirmar los resultados electorales.
"Estoy dispuesto a aceptar el mandato del presidente de la Comisión", dijo el candidato del Partido Popular Europeo (PPE) de centro derecha, el luxemburgués Jean-Claude Juncker, añadiendo que está abierto a trabajar con los socialistas y otros partidos.
Pero el candidato socialista, el actual presidente de la Cámara Martin Schulz, no se da por vencido y ya ha dicho que intentará ganar apoyos suficientes que respalden su candidatura.
"Es necesario encontrar una mayoría en el Parlamento Europeo para cambiar Europa en una dirección diferente", dijo el alemán invitando a los partidos a respaldar su programa contra el desempleo, la injusticia social y evasión fiscal.
Y es que ni los conservadores ni los socialistas aúnan los suficientes votos para imponer en solitario a su candidato. Schulz dijo que los partidos deberían formar alianzas basadas en cuestiones políticas más que en cálculos meramente "aritméticos". Algunos partidos ya han dicho que sólo respaldarán a quienes estén dispuestos a compartir sus objetivos. El candidato del grupo liberal ALDE, Guy Verhofstadt, llamó a una mayor integración para cumplir los retos europeos, mientras la cabeza de lista de los Verdes, Franziska Keller, pidió políticas favorables con el medio ambiente.
Juncker se ha mostrado dispuesto a buscar terreno común, "pero sin tirarme de rodillas ante aquellos partidos que no ganaron los comicios". La canciller alemana, Angela Merkel, ya vaticinó que las conversaciones para la designación del futuro presidente podrían alargarse durante semanas. "Habrá intensas conversaciones para tomar una decisión", adelantó la política conservadora, que apoya a Juncker.
Por su parte, el presidente del Partido Socialdemócrata alemán, Sigmar Gabriel, se mostró firme en su deseo de luchar hasta el final para ver a Schulz al frente de la Comisión Europea. El PPE tendrá "que hacer ofertas" para que Juncker reciba el apoyo de la Eurocámara, advirtió. El mayor temor es que los líderes europeos puedan elegir a un candidato de consenso distinto, pues la ley europea simplemente estipula que el resultado de la elección debe ser "tenido en cuenta", pero no es vinculante. Los jefes de Estado y de gobierno de la UE mantendrán mañana martes una reunión extraordinaria en la que comenzará a discutirse sobre el posible sucesor de Barroso.
Otra cuestión preocupante son los fuertes avances realizados por los partidos de extrema derecha y los euroescépticos, sobre todo en Francia, donde el xenófobo Frente Nacional registró su primera victoria en unos comicios, y en Reino Unido, donde ocurriera lo mismo con el euroescéptico UKIP. "Detrás del voto hay mucha decepción (...) una completa pérdida de confianza", fue la lectura que sacó Schulz.
El extremista FN de Marine Le Pen sumó según los resultados provisionales un 24,9 por ciento de los votos en Francia, en vista de lo cual Le Pen exigió la disolución del parlamento francés y la dimisión del primer ministro Manuel Valls. Tras reunirse con Valls y sus principales ministros, el presidente francés, François Hollande, calificó de "dolorosa" la victoria de Le Pen pero aseguró que no adoptará consecuencias directas tras ello. "Europa no puede avanzar sin Francia", afirmó en un breve discurso televisivo, en el que señaló que lo que ahora se necesita continuidad, tenacidad y valor.
En Reino Unido el UKIP, de perfil claramente antieuropeísta, se hizo con la victoria con el 27,5 por ciento de los votos, con lo que obtendrá en torno 24 de los 73 escaños británicos en el Parlamento Europeo. También en los países escandinavos los populistas de derecha se situaron mejor de lo esperado, mientras en Holanda el partido antieuropeo y xenófobo de Geert Wilders perdió apoyo.
En Grecia la sorpresa fue en otra dirección, pues la izquierda radical Syriza, liderada por el candidato de la izquierda europea Alexis Tsipras, habría obtenido el 26,6 por ciento de los apoyos con casi la totalidad de los votos escrutados. Le sigue el gobernante Nueva Democracia, con el 22,8 por ciento. Pero también los xenófobos y radicales de derecha de Amanecer Dorado tuvieron muy buen resultado, con el 9,4 por ciento. Italia confirmó el apoyo a su gobierno con el 40,8 por ciento de los votos para el Partido Democrático del jefe de gobierno Matteo Renzi, pero el populista Cinco Estrellas (M5S) se hizo con el 21,16 pro ciento, quedando en segundo lugar. Forza Italia (FI), del ex primer ministro Silvio Berlusconi, quedó muy por detrás con el 16,8 por ciento de los votos.
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