La futuro de américa latina Luces y sombras de una presidencia histórica

Lula deja un Brasil huérfano

  • El 'superhéroe' pone fin a su mandato, iniciado en el 2002, sin heredero y con un partido fracturado

El próximo año tendrán lugar las elecciones en Brasil a las que el presidente actual, Luiz Inácio Lula da Silva, no se puede presentar pese a su todavía elevada popularidad. De este modo pone fin a una larga trayectoria como líder del Partido de los Trabajadores (PT) y como el primer mandatario que ha convertido en potencia al gigante de América Latina desde el final de la dictadura en 1984. Pero Lula abandona el trono sin dar a su reino un heredero y dejando a su partido inmerso en una profunda crisis ideológica y golpeado por varios escándalos de corrupción.

Raimundo Santos, profesor de la Universidad Federal Rural del Río de Janeiro, explica que la raíz del problema reside en la forma en la que el PT conquistó el poder, a través de la figura carismática de un líder, Lula, que tenía una visión "autosuficiente" que desvaloriza el sistema partidario.

El politólogo colombiano Luis Guillermo Patiño afirma a este diario que tras la estela de Lula, el pueblo brasileño no confía en otro dirigente, ya que la estrategia del PT no ha consistido en consolidar al partido, sino en consagrar a su candidato.

Varios políticos aspiran a convertirse en futuros candidatos a las elecciones del 2010. Sin duda, la pérdida de una aliada de Lulacomo la ex ministra de Medio Ambiente Marina Silva, que ahora baraja aspirar a la presidencia a través de otro partido, ha sido un duro golpe. Pero además de ella, otros miembros del PT como Aloizo Mercadante, senador con más de diez millones de votos, han declarado la semana pasada su intención de abandonar el partido debido a la política conservadora llevada a cabo por el PT a causa de su alianza de gobierno con el Partido del Movimiento Democrático Brasileño.

¿Quiere decir esto que el carismático Partido de los Trabajadores encabezado por Lula se está rompiendo? Patiño asegura que "el PT nunca ha estado unido". El seno de la agrupación está fraccionada por una encrucijada de ideologías políticas. Especialmente, un sector de izquierda radical próximo a la ideología chavista que propugna nacionalizar empresas, apoyar a grupos guerrilleros, y no cooperar con EEUU; y otro más pragmático, encabezado por el presidente, que aboga por un juego internacional más abierto e introducir un liberalismo económico de corte capitalista en el país. La figura de Lula ha inclinado la balanza hacia el lado pragmático, razón que explica los últimos roces internos.

Además al PT se le suman las disidencias de los otros partidos políticos con los que ha formado la coalición de Gobierno. El PT se presentó a las elecciones del 2006 mediante una coalición llamada Fuerza del Pueblo con otros dos partidos, uno republicano y otro comunista. Consiguió la victoria por número de votos, pero el partido que más escaños logró fue el PMDB, con el que se ha visto obligado a gobernar en coalición.

Pero los favores pasan factura y Lula se ha visto obligado a eximir de culpas al expresidente brasileño José Sarney, acusado de cohecho durante su mandato, entre 1985 y 1990, para garantizar su alianza con el PMDB, lo que ha generado un profundo malestar en múltiples sectores. Lula se despide sin heredero y sin partido fuerte.

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