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McCain y Obama confían en la victoria a sólo tres días del desenlace definitivo

  • Los candidatos compiten por captar votos en los estados más reñidos · Los republicanos lanzarán hoy y mañana una agresiva campaña televisiva para intentar recuperar la ventaja mediática del demócrata

A tres días de las presidenciales, el demócrata Barack Obama y el republicano John McCain aceleraron ayer el ritmo en los estados más competidos, en un titánico esfuerzo final acompañado por un diluvio de anuncios televisivos durante el fin de semana.

"Confío en nuestra victoria. He participado en un gran número de campañas electorales y el entusiasmo es extremadamente importante, más que en cualquier otra campaña en la que haya participado", declaró McCain en Ohio, uno de los estados clave de la elección.

El candidato republicano, de 72 años, exulta confianza a pesar de los sondeos que lo ponen una y otra vez por detrás, a un mínimo de 2 puntos de diferencia de su rival Obama. McCain subrayó que ningún presidente había sido elegido sin ganar en Ohio desde John Kennedy en 1960.

El sondeo cotidiano del diario Washington Post y la cadena ABC le daba ayer hasta 8 puntos de margen al demócrata (52% contra 44%).

El republicano ha ido endureciendo y simplificando su mensaje en los actos electorales: las relaciones de Obama con activistas de extrema izquierda, su presunta intención de aumentar los impuestos y la falta de experiencia necesaria centran sus ataques.

Por su parte, Obama muestra una serenidad a prueba de bombas ante una audiencia que se cifra en decenas de miles de personas allá por donde pasa, mucho más amplia que la de su rival.

El demócrata, que podría entrar en la historia como el primer presidente estadounidense negro, machaca una y otra vez los vínculos de su rival con George W. Bush, el mandatario con los peores índices de popularidad que se recuerdan en el país.

"George W. Bush cavó un profundo agujero en la economía y ahora quiere pasarle la pala a John McCain", lanzó en un mitin el jueves.

Obama viajó a Indiana ayer en su estrategia inamovible de ir al propio terreno de los republicanos. Poco después su avión lo condució a Nevada, un estado muy reñido.

En la recta final todas las armas son necesarias y Obama apeló ayer al ex vicepresidente y Premio Nobel de la Paz, Al Gore, para que volviera a Florida, el estado donde en 2000 perdió por un puñado de votos frente a George W. Bush. El estado sureño y su colonia de inmigrantes hispanos es uno de los puntos clave de estas elecciones, donde las colas para votar de forma anticipada son particularmente largas. Los sondeos indican que la mayoría de esos votos, incluido el de origen latinoamericano, están yendo a parar al campo de Obama.

Mientras, los republicanos cuentan con lanzar una agresiva campaña televisiva este fin de semana para intentar atrapar la ventaja mediática de Obama. El demócrata ha contado con mucho más dinero a lo largo de la campaña: un récord de 500 millones de euros.

Los anuncios recuerdan que Obama elogió iniciativas legislativas de McCain en el Senado o critican las promesas que hizo en su espectacular anuncio de 30 minutos del pasado miércoles, que tuvo una gran audiencia.

La campaña de Obama por su parte se dispone a difundir mensajes en el propio estado de McCain, Arizona, explicó a la prensa el director de campaña, David Plouffe.

Un dato, según un estudio el candidato demócrata gastó en los últimos días de octubre en publicidad televisiva el triple de los gastó su rival republicano.

Obama gastó cerca de 17 millones de euros en anuncios en televisión entre el 21 y el 28 de octubre, mientras que la campaña de McCain gastó 6 millones de euros, anunció el Proyecto sobre publicidad de la universidad americana de Wisconsin.

"La campaña de Obama puede ser la que gaste más dinero en anuncios en octubre de la historia", añadió el comunicado.

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