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Rojo, reformista y... muy rico

  • La fortuna oculta de la familia del primer ministro Wen Jiabao y el proceso contra Bo Xilai demuestran que la corrupción sigue siendo endémica en el Partido Comunista

Wen Jiabao, a quien los observadores de Occidente y su país, China, consideraban la gran esperanza de las reformas democráticas se encuentra en el ojo del huracán tras un reportaje de The New York Times que enturbia la imagen del "abuelo Wen", el primer ministro saliente.

Durante la década que ha estado al frente del Gobierno se mostraba próximo al pueblo y modesto, pero al parecer ha acabado pareciéndose más a otros funcionarios del partido de lo que muchos optimistas habían pensado: el clan familiar posee una fortuna estimada de 2.100 millones de euros, según el diario.

La poco transparente cúpula china a menudo guarda silencio sobre ese tipo de acusaciones o las descalifica tachándolas de propaganda antichina. Sin embargo, en esta ocasión las acusaciones son de tanto calado que Wen ha reaccionado de forma inusualmente enérgica. Sus abogados desmienten las acusaciones en un escrito publicado en un diario de Hong Kong, en el que se asegura que el primer ministro nunca desempeñó papel alguno de los negocios de sus familiares. Las "riquezas escondidas" no existen, aseguran los letrados, que se reservan el derecho de emprender medidas legales contra el diario.

El disidente Yu Jie no cree a Wen Jiabao. Yu huyó en enero al exilio y vive desde entonces en Estados Unidos. Antes estuvo bajo arresto domiciliario, fue detenido ilegalmente y torturado, según dijo a Dpa.

Yu saltó a la fama por su libro centrado en Wen Jiabao. En China el libro está prohibido, por lo que se publicó en Hong Kong en 2010. En este libro, Yu llega a la conclusión de que "la imagen de Wen Jiabao, que tan esmeradamente se ha ido forjando de dirigente indulgente y partidario de las reformas, es pura fachada".

Wen reaccionó tan vehemente porque estas revelaciones llegan precisamente en un momento extremadamente delicado para el Partido Comunista, el único en China. Justo dos semanas antes del congreso del partido que arrancará el 8 de noviembre, cuando la maquinaria de propaganda funciona a pleno rendimiento. En el encuentro se sellará el largamente preparado cambio generacional en el cúpula del partido: el primero en diez años.

Por temor a posibles daños de imagen, los censores chinos han bloqueado el acceso al artículo del New York Times, así como destacados términos de búsqueda y han prohibido algunos programas de televisión extranjeros.

Y es que antes de que el diario hiciera estas nuevas revelaciones, el partido ya lidiaba con uno de los más grandes escándalos de los últimos 20 años: los medios internacionales informaron ampliamente sobre la defenestración de Bo Xilai, uno de los políticos más destacados de las altas esferas chinas. La Justicia le acusa de haber encubierto el asesinato de un británico que cometió su esposa. Además se le acusa de abuso de poder y corrupción. Ahora la fiscalía suprema también está instruyendo un sumario sobre ex miembro del politburó.

Las novedades sobre la fortuna de la familia Wen y el proceso contra Bo Xilai confirman que la corrupción ha sido y sigue siendo un fenómeno ampliamente extendido entre los funcionarios del partido. "Muchas personas han perdido la fe en el partido", dijo el profesor de derecho He Weifang a dpa en Pekín.

En junio, la agencia de noticias Bloomberg informó sobre el acaudalado patrimonio del vicepresidente Xi Jinping, quien está previsto que asuma la jefatura del partido y posteriormente las riendas del país sucediendo a Hu Jintao. su clan familiar tendría una fortuna de varios cientos millones de dólares, según la información.

Wen Jiabao, de 70 años, siempre aparecía gustoso ante las cámaras conversando con agricultores, trabajadores o personas enfermas. Pero la información del diario deja entrever que durante esa década su entorno familiar se hizo muy rico y no sólo porque la esposa de Wen, Zhang Beili, controla junto a unos conocidos el comercio de piedras preciosas.

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