El presidente de EEUU, Donald Trump, se desmarcó ayer de una política que han mantenido sus tres predecesores al poner en duda que la paz en Oriente Próximo deba pasar por la creación de un Estado palestino, aunque pidió a Israel que "contenga un poco" la expansión de sus asentamientos.
Al recibir en la Casa Blanca al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, Trump concedió una pequeña victoria a la derecha nacionalista de Israel, que aboga por desechar la llamada solución de dos Estados, uno israelí y otro palestino independiente, cuyas fronteras se establecerían mediante una negociación de paz.
"Estoy valorando una solución de dos Estados y de un Estado, me gustará la que le guste a las dos partes. Puedo vivir con cualquiera de las dos" salidas, aseguró Trump en una conferencia de prensa junto a Netanyahu.
El primer presidente estadounidense en apoyar la solución de dos Estados fue el demócrata Bill Clinton antes de dejar el poder en 2001, y su sucesor, el republicano George W. Bush, convirtió oficialmente ese objetivo en parte de la política del país, algo que Barack Obama continuó a lo largo de sus dos mandatos.
Ese enfoque ha supuesto la base de las últimas negociaciones de paz entre israelíes y palestinos, que trataban de crear dos Estados que vivieran en paz de forma independiente, un derecho reconocido por la ONU a los palestinos desde la década de 1970.
Trump afirmó ayer que los israelíes tendrán que mostrar "cierta flexibilidad", mientras que los palestinos deben "deshacerse del odio" que, a su juicio, les enseñan a tener "desde pequeños".
Trump hizo una breve referencia a las colonias israelíes en territorio palestino ocupado, al asegurar que le gustaría que sus aliados "se contuvieran con los asentamientos un poco". Desde que llegó al poder en enero, el Ejecutivo israelí ha relanzado su política colonizadora al aprobar más de 6.000 viviendas en asentamientos de Jerusalén Este y Cisjordania, y ha dado luz verde a una ley para regularizar 4.000 casas en territorio cisjordano.
Netanyahu replicó que no considera que los asentamientos sean "el núcleo del conflicto", y dijo que no quiere fijarse tanto en las "etiquetas", sino que lo que le importa es la "sustancia" del proceso de paz.
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