El conflicto de oriente próximo La tensión sigue presente en el sur del Líbano

Cuando ciertos pastores no tan inocentes trabajan para Hezbolá

  • Los servicios de seguridad judíos están convencidos de que la guerrilla chií libanesa ha tenido tiempo de rearmarse

Disfrazados de pastores, agricultores o simples viandantes, los miembros de Hezbolá han recobrado la capacidad para lanzar, como hace año y medio, miles de cohetes contra Israel, advierte la inteligencia de este país.

Israel vive en alerta constante ante esta amenaza, consciente de que la milicia chií "ha tenido tiempo para rearmarse" desde la segunda guerra del Líbano y sigue presente cerca de la frontera, desde donde "podría lanzar miles de cohetes", como entonces.

Así lo reconoce bajo condición de anonimato un miembro de la inteligencia militar israelí en el puesto de observación de Misgav Am, junto a la frontera con el Líbano.

Desde allí y las bases militares cercanas en los Altos del Golán -capturados a Siria por Israel en la Guerra de los Seis Días de 1967- los soldados escrutan cada movimiento de la milicia que puso en jaque durante 34 días al Ejército más potente de Oriente Próximo. "Aprendimos mucho de esa contienda y nunca desde entonces hemos vivido en la ilusión de que Hezbolá pararía de reorganizar sus fuerzas", indica, por su parte, el comandante Rabin Meir, del batallón Hetsvani.

Era la primera vez que Israel, curtido en mil batallas, no ganaba una guerra, pese a que sus portavoces militares repitan sin descanso que el Estado judío siempre está "preparado para cualquier situación". Por ello, Meir no mide sus palabras al advertir a la milicia chií de las consecuencias de un eventual segundo round.

"Hezbolá sabe cuál es el precio: el de todos los civiles que murieron cuando nos atacaron", dice a Efe en la hipervigilada aldea de Ghajar, dividida en dos por la línea azul y ocupada por Israel desde 2006.

Más de mil libaneses, en su mayoría civiles, y 163 israelíes, principalmente soldados, murieron en esta contienda, iniciada tras la captura por Hezbolá de dos soldados israelíes.

Ahora Hezbolá se ha "disfrazado de civil" para continuar sus actividades entre la frontera y el río Litani y burlar así el despliegue en la zona de soldados libaneses y de la Fuerza Interina de las Naciones Unidas para el Líbano (Finul), explica la fuente de inteligencia.

Estos 13.000 cascos azules -1.100 de ellos españoles-, desplegados en virtud de la resolución 1.701 que puso fin a la Segunda Guerra del Líbano, llevan a cabo una labor positiva, pero "no han logrado todos sus objetivos", lamenta.

"El sur del Líbano no está completamente libre de actividad terrorista", como prueban los dos ataques puntuales con Katiushas contra ciudades israelíes registrados tras la guerra: en junio de 2007, en Kiriat Shmona, y hace mes y medio, en Shlomi.

Aunque Hezbolá mantiene su feudo al norte del Litani, el Ejército israelí cree que oculta katiushas, especialmente en poblados chiíes al sur del río, según publicó el pasado julio el diario Haaretz. Todo ello, por supuesto, desde la discreción.

"A veces vemos supuestos pastores que, por la forma de observar constantemente nuestras posiciones mientras pasean el ganado, sabemos que están recopilando información", explicó.

Israel ha aumentado las precauciones en sus aeropuertos y frontera norte a raíz del asesinato del líder militar de Hezbolá, Imad Mugniya. Aunque Israel niega toda implicación en ese atentado, el líder de Hezbolá promete venganza.

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